DISTURBING STORIES
  • HOME
  • STORIES
  • MEDIA
  • COMPRAR
  • +
    • FAQ
    • BLOG
    • FREE PDF
    • TEASERS
    • CONTACT
Foto
⌛ 10 min
Foto
  • LEER
  • MATERIAL ADICIONAL
  • TEASER
<
>
Era una tarde oscura, como si el sol hubiese decidido esconderse antes de su hora habitual.

El aire estaba cargado de humedad, y una tormenta en ciernes parecía a punto de estallar, pero aún no se escuchaban los truenos. Había terminado el ensayo del grupo de clarinetes.

Pau y yo estábamos haciendo unos toques de balón cerca del viejo cementerio que se encontraba al final de nuestro barrio. Ese trozo de calle nos pillaba de camino de vuelta a casa cuando teníamos ensayo parcial de clarinetes en la escuela de música, y al terminar aprovechábamos para dar unos toques antes de ir a casa.

Ese pequeño y apartado cementerio llevaba muchos años en ese lugar, y ya formaba parte del imaginario colectivo del barrio. Los rumores siempre nos habían intrigado. Al parecer, muchas personas decían que por la noche sucedían cosas extrañas, que el aire se volvía pesado y que, en ocasiones, los muertos se levantaban de sus tumbas.

Lo cierto era que lo que menos me preocupaba era lo que decían los demás. Yo solo quería recuperar nuestra pelota de fútbol, que acababa de volar hasta dentro del cementerio porque nunca me acuerdo que soy muy malo con el balón.

Pau, siempre valiente, no dudó ni un segundo en entrar, y yo, que no quería quedarme atrás, lo seguí sin pensarlo. Ambos nos aseguramos bien las mochilas con los clarinetes en la espalda, y dimos los primeros pasos hacia el interior.

Atravesamos la corroída verja de entrada, como entrando en otra época, cuando de repente, una brisa helada recorrió el lugar, y sentí como si el aire se volviera aún más espeso.

Detrás de nosotros, un árbol alto y retorcido crujió con el viento, y su sombra se alargó de manera grotesca, formando lo que parecía un monstruo con brazos largos. Nos paralizamos un instante, y el corazón se nos paró por un segundo, pero luego, al darnos cuenta de que era solo un árbol, respiramos aliviados… aunque notábamos que algo no iba bien.

La sensación de inquietud se apoderaba de nosotros a cada paso que dábamos dentro del laberinto de lápidas.

- Cuidado, Pau —le dije mientras caminábamos—, ¡cuidado!Pau intentó girarse rápido, pero tropezó y cayó cerca de un agujero un poco profundo en el suelo. Estaba tan oscuro que no lograba ver hasta dónde descendía. Por suerte, logré sujetarlo a tiempo.

- ¿Estás bien? —le pregunté mientras lo ayudaba a levantarse.

- Sí, sí, gracias. No me di cuenta. Vamos, que no estamos aquí para asustarnos —respondió Pau, aunque sus ojos delataban cierto nerviosismo.Con cada paso que dábamos, el lugar parecía volverse más sombrío, las tumbas más antiguas, las lápidas más rotas. A lo lejos, escuchábamos el susurro del viento moviendo las hojas secas, pero algo más, algo extraño, se podía escuchar. Era como si algo... o alguien, nos estuviera observando.
Tras caminar un rato más, llegamos a un claro en medio del cementerio. Ahí, en un pequeño rincón cubierto de maleza, vimos lo que buscábamos: nuestra pelota de fútbol. Estaba allí, en el centro, casi deslumbrante a la luz mortecina que se colaba entre las nubes.

Pau no dudó un segundo y corrió hacia ella. Al momento de agarrarla, un trueno retumbó en el cielo, y una potente tormenta estalló de manera abrupta, haciendo que las sombras del cementerio se alargaran y se retorcieran aún más. El viento soplaba con fuerza y las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer.

Pero lo que sucedió después no podía explicarse con lógica: lentamente, la pelota comenzó a flotar ante nosotros. En lugar de caer al suelo, se elevó poco a poco, como si una fuerza invisible la empujara. La miramos atónitos, y antes de que pudiéramos reaccionar, la pelota pasó volando por encima de nuestras cabezas.

Me giré, y entonces la vi. Era una figura translúcida, casi etérea, flotando en el aire frente a nosotros. Sus ojos brillaban en la oscuridad, y sostenía en sus manos la pelota. ¡¿Estaba delante de un espíritu?!

Pau, inmóvil, me hizo un gesto con la mano, como preguntándome qué estaba ocurriendo. De repente, el espíritu giró hacia nosotros, y algo cambió en su apariencia. Sus ojos, que antes parecían vacíos y espectrales, adquirieron un tono azul intenso, casi fluorescente. Su rostro se transformó, y de sus labios salieron unos afilados colmillos. Eran... ¡colmillos de vampira!

Un estremecimiento recorrió mi espalda mientras una risa macabra resonaba en el aire. En un abrir y cerrar de ojos, la vampira se acercó a la pelota y, con un movimiento rápido, la pinchó con uno de sus colmillos. Para mi horror, perforó esa pelota de cuero como si fuera de papel. Vi cómo la vampira sonreía, y sus ojos brillaban con hambre.

Nos quedamos petrificados mientras observábamos cómo se acercaba a nosotros, con un paso firme y suave. De repente, empezó a hablar con una voz que era como un susurro en la tormenta, pero tan clara como un grito en la oscuridad.

- Tengo hambre... mucha hambre... —dijo, mirando fijamente a Pau, que no podía moverse.

Su rostro estaba pálido, sus ojos llenos de miedo.Con un movimiento rápido, la vampira se lanzó hacia Pau. Este no pudo reaccionar a tiempo y en un segundo, sus largos colmillos se hundieron en el cuello de mi amigo, que se sacudió con varios espasmos.
Un grito ahogado salió de mi garganta. ¡El cuerpo de Pau se desplomó inerte!

La vampira se levantó lentamente, con los ojos llenos de satisfacción, y miró hacia mí.

- ... Ahora... necesito los postres… —Su voz se tornó aún más oscura, casi como un susurro de muerte.

Mi cuerpo se paralizó por un momento, pero después, instintivamente, me giré y corrí. La puerta del cementerio no quedaba muy lejos. Sentí que la vampira estaba justo detrás de mí, que podía oír su presencia resonando en la lluvia. Mi respiración se aceleró. ¡La puerta! ¡Estaba tan cerca!

Entonces empecé a oír unos golpes a mi espalda a medida que avanzaba, y giré la vista hacia atrás para descubrir que la funda de mi clarinete se había abierto y ¡estaban cayendo una a una las piezas de mi clarinete!

- ¡No! —grité, mientras mi corazón latía con fuerza en mi pecho.

Pero la puerta... la puerta estaba cerrándose.

Conté los segundos con desesperación.

5... 4... podía escucharla cada vez más cerca.

3... 2... la puerta estaba casi cerrada.

1... ¡La puerta se cerró de golpe frente a mí con un estruendoso y rotundo chirrido metálico!

Para acentuarlo, un poderoso rayo resonó en ese momento.

Me quedé allí, mirando hacia la oscuridad, sabiendo que la vampira estaba detrás de mí, que no había escapatoria.

La niebla espesa que comenzaba a cubrir el cementerio parecía envolverme, y en ese momento, comprendí que estaba perdido.

El frío se apoderó de mí mientras esa densa lluvia me bañaba, y la sombra de la vampira se proyectó sobre mi rostro.
 
- Ya no hay salida... —dijo una horrible voz que no era humana. 
​
Sentí como el terror me consumía por completo cuando esa incomprensible criatura fantasmal alargó los colmillos hasta clavarlos en mi cuello para lentamente quitarme mi propia alma…
Picture
La primera versión de esta historia fue escrita por el autor en 1998, dentro de una antología titulada "Cuentos para una noche de Halloween", que estuvo preparando para un concurso escolar.
© 2025 Josep Maria Solé. Todos los derechos reservados.
Disturbing Stories, número 167, "Una Vampira Diferente".
Registrado en SafeCreative con el ID:
2505291916187
​Fecha de registro: Mayo 2025.
Este relato no puede ser reproducido, distribuido ni modificado sin el permiso expreso del autor.
VOLVER AL MENÚ DE STORIES
" No importa dónde, cómo, o cuando… ¡pero lee! "

Foto
Foto
Foto
Foto
Picture
A partir de 13 años 
FAQ

Published Stories = 15

050625


© ALL RIGHTS RESERVED

  • HOME
  • STORIES
  • MEDIA
  • COMPRAR
  • +
    • FAQ
    • BLOG
    • FREE PDF
    • TEASERS
    • CONTACT