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El mar rugía con fuerza.
El viento aullaba como si fuera un lamento cruel.
Era por la tarde, sobre las 6, pero parecía de noche...
Una fuerte tormenta estaba descargando una lluvia torrencial con rayos y truenos encima de una pequeña localidad de costa.
Las olas no paraban de formarse debido a la inestabilidad, y arremetían contra los rompeolas violentamente.
Ramón era un niño de 7 años, hijo y nieto de pescadores de aquel pueblecito.
Cuando caían estas tormentas, a él le encantaba mirarlas desde la ventana de su habitación. No tenía miedo, al contrario, le gustaba contemplar ese espectáculo... desde la seguridad de su habitación, por supuesto.
Mientras estaba embobado con sus pensamientos, observando todo aquello, de repente se va la luz en toda la casa. Después comprueba que se ha ido en todos lados.
En ese instante, un rayo muy cercano sobresaltó al niño, que brinca hacia la cama, y se envuelve con una manta. Realmente había caído cerca, porque el trueno fue inmediatamente después del rayo.
Aun así, Ramón sigue observando ese espectáculo desde la seguridad de la “envoltura indestructible” de su manta.
Se veía poco de la postal turística habitual, debido a la densidad de la lluvia. Era hipnótico mirar ese espectáculo...pero la sorpresa llegó cuando el pequeño divisó al otro lado del muelle una cosa que antes no estaba ahí.
Parecía una pequeñísima isla, los rayos lo iluminaban muy poco. Incluso decide acercarse de nuevo a la ventana para intentar verlo mejor.
Pero fue entonces cuando aquella cosa empezó a moverse hacia el puerto. Ramón abrió los ojos de golpe y cogió con fuerza la manta. “Aquello” se sumergió cuando llegó detrás del muro del espigón, y en ese momento los rayos iluminaron un instante que Ramón recordaría para siempre: vio cómo se puso de pie un gigante de forma humanoide. Tan alto como un rascacielos, y con una presencia imponente. Ramón no es capaz de moverse.
El viento aullaba como si fuera un lamento cruel.
Era por la tarde, sobre las 6, pero parecía de noche...
Una fuerte tormenta estaba descargando una lluvia torrencial con rayos y truenos encima de una pequeña localidad de costa.
Las olas no paraban de formarse debido a la inestabilidad, y arremetían contra los rompeolas violentamente.
Ramón era un niño de 7 años, hijo y nieto de pescadores de aquel pueblecito.
Cuando caían estas tormentas, a él le encantaba mirarlas desde la ventana de su habitación. No tenía miedo, al contrario, le gustaba contemplar ese espectáculo... desde la seguridad de su habitación, por supuesto.
Mientras estaba embobado con sus pensamientos, observando todo aquello, de repente se va la luz en toda la casa. Después comprueba que se ha ido en todos lados.
En ese instante, un rayo muy cercano sobresaltó al niño, que brinca hacia la cama, y se envuelve con una manta. Realmente había caído cerca, porque el trueno fue inmediatamente después del rayo.
Aun así, Ramón sigue observando ese espectáculo desde la seguridad de la “envoltura indestructible” de su manta.
Se veía poco de la postal turística habitual, debido a la densidad de la lluvia. Era hipnótico mirar ese espectáculo...pero la sorpresa llegó cuando el pequeño divisó al otro lado del muelle una cosa que antes no estaba ahí.
Parecía una pequeñísima isla, los rayos lo iluminaban muy poco. Incluso decide acercarse de nuevo a la ventana para intentar verlo mejor.
Pero fue entonces cuando aquella cosa empezó a moverse hacia el puerto. Ramón abrió los ojos de golpe y cogió con fuerza la manta. “Aquello” se sumergió cuando llegó detrás del muro del espigón, y en ese momento los rayos iluminaron un instante que Ramón recordaría para siempre: vio cómo se puso de pie un gigante de forma humanoide. Tan alto como un rascacielos, y con una presencia imponente. Ramón no es capaz de moverse.
Levanta la pierna y fácilmente atraviesa el muro. Los golpes en el suelo de sus pisadas hacían que todo temblara. El pequeño Ramón se quedó petrificado de miedo mirando todo aquello en directo...
El gigante oscuro pasa por la avenida principal hasta que llega al otro lado del pueblo, y desparece entre la lluvia.
El niño no puede creer lo que acaba de pasar, cuando un fuerte sonido hace temblar todo de nuevo. Ahora sí que Ramón está asustado de verdad. Ese repentino terremoto estaba provocado por el gigante oscuro, que aparece de nuevo… pero hay algo distinto. Está corriendo desesperado calle abajo, hasta que se tira de nuevo al mar…
No tenía ningún tipo de sentido lo que acababa de pasar: hacía tres minutos que había salido del mar y se había ido por la avenida…
¿Qué son peores? ¿Las pesadillas?
¿¿O las pesadillas de nuestras pesadillas??
Nunca más podría olvidar la criatura que vio a continuación…de aquellas imágenes grotescas que se te quedan grabadas en la retina para siempre…
Primero fue lo que parecía una pierna deforme, que aterrizó en la plaza central del paseo marítimo. Ese golpe hizo temblar toda la casa. Incluso cayeron al suelo algún jarrón y algún marco de fotos. Una especie de sub-rugido sonaba de forma cavernaria, y se oía de manera constante por encima de la tormenta, envolviéndolo todo.
Entonces, aterrizó otra de esas piernas ya dentro del mar, a unos 200 metros de la costa. El temblor fue menor esta vez. Y así, de esta manera, la titánica pierna que redujo a ruinas la plaza central del paseo marítimo, volvió a elevarse hasta desaparecer entre las nubes y los rayos.
Momentos después se oyó un temblor todavía más leve, señal de que aquella cosa tenía dos piernas y se estaba alejando. Unos minutos después, la luz volvió, pero Ramón estaba petrificado de miedo, tapado con la manta encima de la cama, y con el ruido de fondo desde la calle de alarmas de seguridad y cláxones de coches dañados por esos monstruos.
La tormenta siguió rugiendo durante unas horas más.
Al día siguiente, la policía nos avisó de que cerca de allí, en la ciudad, había tenido lugar un incidente inquietante. Resulta que sobre las 12 del mediodía se abrió un portal en el cielo por donde se esparcieron una serie de criaturas desconocidas… aquellos gigantes salieron de allí…
Pidieron colaboración ciudadana para esclarecer los hechos que sucedieron la noche anterior. El niño explicó lo que vio, pero… ¿hacia dónde fue? El chico solamente vio a un gigante huyendo de un titán, y ambos desaparecieron en el mar, entre la tormenta.
Las investigaciones continúan intentando esclarecer los hechos que ocurrieron… pero desgraciadamente el pequeño Ramón ya no volvería a ver las tormentas de la misma manera…
El gigante oscuro pasa por la avenida principal hasta que llega al otro lado del pueblo, y desparece entre la lluvia.
El niño no puede creer lo que acaba de pasar, cuando un fuerte sonido hace temblar todo de nuevo. Ahora sí que Ramón está asustado de verdad. Ese repentino terremoto estaba provocado por el gigante oscuro, que aparece de nuevo… pero hay algo distinto. Está corriendo desesperado calle abajo, hasta que se tira de nuevo al mar…
No tenía ningún tipo de sentido lo que acababa de pasar: hacía tres minutos que había salido del mar y se había ido por la avenida…
¿Qué son peores? ¿Las pesadillas?
¿¿O las pesadillas de nuestras pesadillas??
Nunca más podría olvidar la criatura que vio a continuación…de aquellas imágenes grotescas que se te quedan grabadas en la retina para siempre…
Primero fue lo que parecía una pierna deforme, que aterrizó en la plaza central del paseo marítimo. Ese golpe hizo temblar toda la casa. Incluso cayeron al suelo algún jarrón y algún marco de fotos. Una especie de sub-rugido sonaba de forma cavernaria, y se oía de manera constante por encima de la tormenta, envolviéndolo todo.
Entonces, aterrizó otra de esas piernas ya dentro del mar, a unos 200 metros de la costa. El temblor fue menor esta vez. Y así, de esta manera, la titánica pierna que redujo a ruinas la plaza central del paseo marítimo, volvió a elevarse hasta desaparecer entre las nubes y los rayos.
Momentos después se oyó un temblor todavía más leve, señal de que aquella cosa tenía dos piernas y se estaba alejando. Unos minutos después, la luz volvió, pero Ramón estaba petrificado de miedo, tapado con la manta encima de la cama, y con el ruido de fondo desde la calle de alarmas de seguridad y cláxones de coches dañados por esos monstruos.
La tormenta siguió rugiendo durante unas horas más.
Al día siguiente, la policía nos avisó de que cerca de allí, en la ciudad, había tenido lugar un incidente inquietante. Resulta que sobre las 12 del mediodía se abrió un portal en el cielo por donde se esparcieron una serie de criaturas desconocidas… aquellos gigantes salieron de allí…
Pidieron colaboración ciudadana para esclarecer los hechos que sucedieron la noche anterior. El niño explicó lo que vio, pero… ¿hacia dónde fue? El chico solamente vio a un gigante huyendo de un titán, y ambos desaparecieron en el mar, entre la tormenta.
Las investigaciones continúan intentando esclarecer los hechos que ocurrieron… pero desgraciadamente el pequeño Ramón ya no volvería a ver las tormentas de la misma manera…
© 2025 Josep Maria Solé. Todos los derechos reservados.
Disturbing Stories, número 153, "Dark Limits: Tormenta en la Costa".
Registrado en SafeCreative con el ID: 2505291916255.
Fecha de registro: Mayo 2025.
Este relato no puede ser reproducido, distribuido ni modificado sin el permiso expreso del autor.
Disturbing Stories, número 153, "Dark Limits: Tormenta en la Costa".
Registrado en SafeCreative con el ID: 2505291916255.
Fecha de registro: Mayo 2025.
Este relato no puede ser reproducido, distribuido ni modificado sin el permiso expreso del autor.