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¿Alguna vez has sufrido un dolor de muelas tan intenso que no te permite pensar en nada más durante prácticamente 72 horas?
El pobre Mark si…
 
Ese dolor se estaba acrecentando a medida que pasaban las horas… los segundos se convertían en años, y los minutos en siglos….
 
Hace unos meses que Mark empezó a arreglarse la boca. Hace tiempo que debía hacerlo, pero la vida a veces le lleva a uno por senderos un poco complicados que apartan del foco este tipo de cuidados, que al final son tan necesarios. Comer bien con una boca sana, implica tratar amablemente al aparato digestivo, y, por ende, favorecer al normal funcionamiento del estómago e intestinos…. Comer cualquier cosa, poco sana, y sin prácticamente masticar, produce mucho enojo a nuestro amigo el estómago…
​
Sea como sea, las obras de reconstrucción de la “fachada bucal” de Mark ahora estaban en la fase de arreglarle un puente que le pusieron diez años atrás, y que había aguantado estoicamente la época de más nervios que había vivido, tanto en lo personal como en lo profesional…
 
El diagnóstico de ese punto concreto fue necrosis pulpar… dicho de otro modo, estaban “muriendo agónicamente” los nervios de su muela derecha y la de al lado… Tenía hora para el miércoles a las 16h, pero el lunes por la noche el dolor empezó a manifestarse.
 
Primero los periodos entre pinchacitos fueron disminuyendo, cada 10 minutos… luego cada 5…. Eran las once de la noche y Mark instaló a su lado un botellín de agua fresca a la que daba pequeños sorbos cuando se presentaba el dolor, y así lo calmaba por unos 5 minutos…
 
Tras tomarse los medicamentos que le habían recetado para el dolor (y que cada vez proporcionaban menos efecto…), se acostó y, como pudo, logró conciliar el sueño.
 
Pasadas tres horas seguidas, se despertó, y unos momentos después el dolor también… Ese fue el peor día de Mark en años…. Los pinchazos solo callaban con pequeños sorbos de agua (cuanto más fresca, mejor), pero al igual que una andanada de flechas envenenadas, seguían azotando ese punto de su boca, como si se tratara de una contienda constante…
 
El dolor era cada vez más intenso, y si pretendía retrasarse un poco para tomar ese sorbo, y así comprobar el nivel del dolor, la sensación que tenía a continuación era como si le estuvieran clavando poco a poco un clavo en ese punto… martillazo a martillazo….
 
A las pocas horas ya no podía pensar en nada más que en ese intenso dolor, y le daba la sensación de que se estaba convirtiendo en un anfibio, porque estuvo con agua en la boca a partir de esos momentos… era lo único que le funcionaba para calmar momentáneamente el dolor… aunque eso estaba provocando que fuera al baño cada hora más o menos, para evacuar ese exceso de líquido…
 
Sobre la hora de cenar de ese martes, el dolor era tan intenso que no podía pensar en nada más… la percepción del tiempo se desvaneció un poco, y parecía que todos los relojes del mundo habían desaparecido…
 
A Mark nunca le habían gustado los medicamentos, ni los químicos en general… ese estado en que no se notaba al 100% era algo que le podía llegar a molestar, pero era consciente de la gravedad de esa situación, y decidió actuar maduramente y esperar pacientemente al miércoles a las 16h, cuando tenía la cita con el doctor.
 
A las 7 de la mañana de ese miércoles, los ojos del joven se abrieron, y un minuto después el dolor siguió con su guerra personal… para ese entonces, Mark había comprendido perfectamente el significado de “agónica muerte del nervio” … madre mía… nunca en la vida había sufrido un dolor tan intenso durante tanto tiempo… y que le hubiera llegado a afectar tanto que ni le dejara pensar.
 
Como vivía en un pueblo, a mediodía decidió subirse al tren e ir hacia la ciudad cercana donde estaba su dentista. Ese trayecto no hubiera sido posible si no hubiera tenido en la mano una botella de agua fresca que, 45 minutos después, ya estaba vacía. Nada más llegar, primero tuvo que adentrarse en los baños de la estación, dada su nueva condición con la que empezó a entender también a la gente mayor, aquejada de micciones frecuentes… la verdad, muy molesto…
Finalmente llegó la hora, y tras clavarle un total de cinco pinchazos en las encías y paladar (que, comparado con el dolor de esos dientes, no fueron absolutamente nada dolorosos), se durmió toda esa zona gracias a la anestesia, y se pudieron llevar a cabo las endodoncias pertinentes…

​Mark tenia larga experiencia con los dentistas, ya que la boca fue siempre su punto flaco, y no era la primera endodoncia a la que se sometía. Con este proceso, se lograba cortar de raíz el dolor (nunca mejor dicho), ya que consiste en quitar los nervios que ya no funcionan bien…
 
Al contrario de lo que mucha gente cree, los centros de odontología y los dentistas, en su gran mayoría, son sitios en los que te pueden cambiar la vida (literalmente). Una boca sana se refleja en cero problemas a la hora de comer, y su correcto proceso posterior desde que engullimos. Los y las profesionales de la odontología son verdaderos héroes, y no hay mucha gente que sepa de una división secreta que opera en prácticamente todas las consultas que existen en el mundo… pero de momento, sigamos con la operación de Mark…
 
Parecía que todo iba bien, Mark seguía sin sentir nada, y en el proceso estaban terminando con los últimos restos de los nervios de la muela trasera, incluso las asistentes bromeaban acerca de una anécdota muy graciosa que les pasó el fin de semana anterior… pero de repente un dolor tan agudo como un cuchillo afilado recorrió todo el cuerpo de Mark, que se tensó de golpe en la silla, tumbando una bandeja y algunos utensilios por el suelo.

- ¿Qué te pasa Mark? ¿Qué ocurre? 

- Aaaargh! De…repente…mucho…dolor….aaaah…..  

- ¡Puede que tenga una reacción adversa a la anestesia, doctor!  

El doctor mira con los ojos entrecerrados a Mark, que se retuerce de dolor mientras sigue en tensión. Todos en la sala alternan frenéticamente las miradas entre el paciente y el doctor, cuando éste se baja la mascarilla y dice con tono muy serio:

- ¡Traigan el Kit de Emergencias!  

Rápidamente dos asistentes van a la sala anexa y vuelven en cuestión de segundos con un maletín que ponen encima de la mesa. Es un objeto robusto y pesado, y tiene un curioso icono dorado en el centro. Lo abren y el doctor se acerca.

- Bien, debemos aplicarle anestesia intrapulpar. Si así el dolor no disminuye, tendremos un problema aquí…  

- Doctor, en el último reporte de la Sociedad, nos instaron a probar las nuevas cápsulas de Fluido M, mucho más efectivas que cualquier anestesia…  

- Sé perfectamente lo que ponía en ese reporte, Jacob… pero no estoy del todo seguro de ese nuevo método…  

- Esperemos que con esta anestesia sea suficiente…  

Mark seguía retorciéndose de dolor, cuando el doctor se le acerca para aplicarle la anestesia directamente en la zona de la afectación. Se trata de un procedimiento que duele durante los primeros instantes, pero a los pocos segundos consigue dormir esa zona y, a la vez, acallar con todo el dolor… pero parece que los minutos pasaban y después de unos instantes en que pareció calmarse, volvió a tensarse con un espantoso dolor que le recorría de pies a cabeza.

- Doctor, el paciente lleva mucho tiempo seguido con dolor intenso…  

- Lo sé, lo sé… parece que la anestesia intrapulpar no ha hecho efecto. Dadas las circunstancias de este caso en particular, me veo obligado a descartar cualquier posible otra opción, debido al extremo dolor continuado que está experimentando el paciente… así pues… traigan una dosis del Fluido M… - aunque no se le notaba conforme.  
​
Un asistente le acerca una pequeña pistola inyectora con el vial de líquido negro del Fluido M. El Doctor lo coge en tensión y mira profundamente a Jacob. Éste asiente con la cabeza y a continuación el Doctor inyecta el líquido cerca de la zona afectada.
Cuando todo el líquido está dentro, extrae cuidadosamente la pistola y la entrega a una asistente. Entonces todos se quedan mirando a Mark, que poco a poco deja de retorcerse. Empieza a calmarse, los sudores cesan, la respiración vuelve a ser más pausada y finalmente vuelve a estar tranquilo en la silla.
 
Todos los asistentes se miran y con los ojos pueden notarse sus sonrisas de alivio. Milagrosamente, el nuevo fluido había funcionado perfectamente… pero cuando empezaban a relajarse y a cerrar el maletín de emergencias, Mark emite el grito más terrorífico que nunca había escuchado nadie en esa sala. Su cuerpo se tensa de nuevo y su berrido cada vez es más fuerte y con más rabia.
 
Entonces pasó un hecho perturbador: de la boca del joven empieza a salir un denso humo de color azul oscuro, que empieza a acumularse justo encima suyo, en el techo. Ese humo parecía tener vida propia, con hilos que se iban acumulando en esa espesa niebla azul oscura, casi negra.
 
El Doctor y Jacob se dirigieron rápidamente al maletín para coger dos dispositivos parecidos a smartwatches. Mientras, el resto estaban contra la pared, observando ese horrible espectáculo.
Tras pocos segundos, toda la niebla oscura había salido del chico, que se desmayó tras finalizar el horrible grito que había estado rugiendo durante tanto rato… Jacob apuntó su dispositivo a la niebla del techo y tecleó algo. Entonces empieza a oírse un tono, que parece que hace temblar esa niebla.
 
El Doctor hace lo propio con su dispositivo, y la niebla se tambalea más. Los asistentes, aterrorizados, empiezan a oír un grito de ultratumba que sale de esa niebla. Los dos héroes teclean nuevos comandos en sus dispositivos, y parece que aumentan la potencia de su señal. En ese momento, la niebla estaba temblando como aceite hirviendo, cuando del interior aparece una larga mano con tres zarpas, seguidas de un brazo delgado y pálido, que, con un rápido gesto, tumba de espaldas a los dos protectores, dejando de apuntar con esos dispositivos.
 
Aprovechando esos segundos en que pudo volver a la normalidad, para horror de todos los presentes, de un salto aparece un ser deforme, pálido, con largas zarpas y una horrible cara humanoide que nadie olvidaría jamás. Pega un horrible grito, que suena como si fuera emitido por cien voces, y rápidamente todos reaccionan y empiezan a salir por las puertas laterales. En ese momento, esa criatura se deshace otra vez en humo, y se escapa a través de las rendijas de las puertas y los respiraderos… hasta que finalmente desaparece de la vista y el alcance del equipo odontológico.
- Jacob, llama a la central y avisa de que ha habido una fuga…

- Enseguida… madre mía, el fluido ese…  

En la sala del fondo todavía quedaban dos de las asistentes que estaban en la sala de Mark. La más joven parece visiblemente afectada y aterrorizada, con una respiración muy rápida.

- ¿En qué año de carrera estás, dulzura? 

- En cuarto… pero parece que tú ya habías visto esto… ¿qué demonios era? 

- Veo que ahora esto lo explican más hacia el final… a nosotros nos los contaban en tercer año, para que no nos pillara de sorpresa en las prácticas…  

- ¿Pero de qué estás hablando?  

- Mira, te lo voy a decir resumido para que lo entiendas de golpe, y luego lo vayas procesando. Primero te voy a preguntar: ¿qué es lo que todo dentista debería saber acallar en un paciente?  

- Pues… no sé… ¿el dolor?  


- ¡Exacto! El dolor… esa es una de las principales tareas a las que se enfrenta un profesional de la odontología. Acallar el dolor que pueda producir un diente… pero detrás de esta tarea existe un origen lejano, que se remonta a hace unos cuantos años, a los inicios de la profesión en su más arcaica definición. Hasta que no lo vi, yo tampoco lo creí, pero debes saber que existe una entidad que habita en los cuerpos que experimentan el dolor más extremo… un dolor de muelas en mal sitio es un terrible castigo para esa persona, y mucho dolor durante mucho tiempo, hace que aparezca esa entidad… que nosotros llamamos comúnmente “fantasma del dolor” … prácticamente nadie sabe de su existencia, pero desde sus inicios existe una sociedad que se encarga de velar para que esta entidad no consiga entrar en nuestro mundo… y ahora acaba de pasar…  

- Es… esto es increíble… - sorprendida y con el gran shock inicial - ¿Cómo es posible?  

- No sabemos el origen del fantasma del dolor, pero los que llevamos unos años en esta profesión lo habíamos visto alguna que otra vez… Se trata de una entidad que habita en el umbral del sufrimiento extremo, y se alimenta de la angustia humana… Naturalmente, la primera vez que lo vi, también me planteé muchas cosas, como si valía la pena seguir en esta profesión sabiendo esto. La decisión final siempre será tuya, pero debo decirte que haber podido “salvar” a tantas personas del acecho del fantasma, me ha dado un bonito motivo más que suficiente para venir alegre a trabajar todos los días. Sabemos de la importancia de nuestro trabajo, y debemos seguir velando para que siga así…  

- Dame unos minutos para procesarlo, por favor…  

- Claro, Jenny, tómate tu tiempo… Ahora, el fantasma está suelto, y necesitamos instrucciones de la Sociedad para saber qué hacer en este caso… nunca había pasado…  

Y, efectivamente, se pusieron en contacto con sus superiores, que les dieron instrucciones para desinfectar la zona. También sobre cómo utilizar un pequeño dispositivo circular para poder borrar la memoria de los últimos acontecimientos al pobre Mark, y que se personarían dos agentes para informarles de los siguientes pasos.
 
El Doctor y Jacob estaban desolados, porque habían fallado… pero sospechaban que el Fluido M fue el causante de la fuga. Parece como que el líquido aceleró el proceso que siempre habían podido retener y re-condensar con los dispositivos de emisión de sonido, evitando su afectación, y obligándolo a dejar el cuerpo del huésped en cuestión de segundos.
 
Un par de horas después, los dos agentes de la Sociedad llegaron a la consulta, donde ya encontraron un cartel en la puerta de “cerrado al público por causa mayor” (sin especificarla). Todo el equipo, junto con ellos dos, se introdujeron en la sala donde pasó lo de Mark por la mañana.


- Bien, antes que nada, debemos decir que deben estar tranquilos. Sabemos que casi todos sabíais de la existencia del Larva Doloris, y los que no, esperamos que obren en consecuencia – ambos mirando a Jenny.  
Ella solo les mira y asiente con la cabeza, mostrando que ha comprendido su función, y ha entendido lo que le había explicado su compañera senior un rato antes.

- ¿Saben algo de la criatura? ¿Se ha vuelto a manifestar?  

- Tranquilo, doctor Samuels, la situación está bajo control. En la Sociedad, disponemos de un sistema de seguridad, rastreo y captura mediante drones llamado Osprey. Cuando nos saltó la alerta de su incidente esta mañana, tan pronto como se encendió la luz roja, enviamos al Osprey a su ubicación. Los drones pudieron seguir la señal de la criatura durante varias calles. La entidad viajaba en forma de humo a través de los edificios, hasta que llegó a uno donde se detuvo. En esa ubicación hay otra clínica. Parece ser que detectó otro paciente con extremo dolor y pretendió poseer su cuerpo, pero la rápida acción conjunta del sistema Osprey junto con los dispositivos de los dos miembros de esa clínica, consiguieron reducir al Larva Doloris, hasta que dejó nuestro plano de existencia.  

- Dios mío… y ¿eso ahora que quiere decir?  

- Significa, estimado Doctor Samuels, que simplemente hemos devuelto al fantasma a su reino… parece que nada sirve para destruirlo… así que nuestro trabajo va a seguir como hasta ahora, porque la entidad volverá a aparecer tarde o temprano.  

- El problema, creo yo, fue ese fluido – interrumpe Jacob con tono serio.  

- El Fluido M estaba en fase experimental, y en nuestros centros de prueba los resultados eran satisfactorios… pero, por alguna razón que desconocemos, provocó el incidente de esta mañana.  

- ¿El resultado? Seguiremos utilizando nuestros métodos anteriores… Era prometedor el experimento con el fluido, pero hemos decidido cancelarlo tras su incidente. Su vida es mucho más importante que cualquier cosa, aunque tengamos la tarea que tenemos.  

- Al final, parece que tu olfato de perro viejo sigue estando afinado… - le dice Jacob al Doctor, mientras esboza media sonrisa debajo del bigote.

​Samuels le devuelve la sonrisa, y, por primera vez, respira más tranquilo después de las noticias de la Sociedad, sabiendo que su labor seguiría siendo importante a la par que secreta, mientras siguen ayudando a las personas a acallar cualquier tipo de dolor en la zona bucal…
 
Al día siguiente, Mark despierta en su cama. Tiene la cabeza un poco borrosa y la boca muy seca. Decide beber agua, y es ahí cuando se da cuenta que tanto la muela como el dolor han desaparecido. Poco a poco, la cabeza se va aclarando y no tiene absolutamente ningún recuerdo sobre el incidente durante la operación, ni de que se desmayó, o que la Sociedad lo dejó en la cama de su apartamento… simplemente en su cabeza da por hecho que la visita de ayer fue correcta, y finalmente la endodoncia acabó con ese terrible dolor de muelas.
 
Parece que la Sociedad oculta tras el gremio de la odontología seguirá velando con todos sus medios para mantener a raya al Larva Doloris.
 
¿Existirá alguna vez una manera de acabar con ese ser?
© 2025 Josep Maria Solé. Todos los derechos reservados.
Disturbing Stories, número 137, "Dolor de Muelas".
Registrado en SafeCreative con el ID:
2505291916293
​Fecha de registro: Mayo 2025.
Este relato no puede ser reproducido, distribuido ni modificado sin el permiso expreso del autor.
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