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Esta story está dividida en 5 capítulos
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CAPÍTULO 1: La Vida Anterior
Hace tiempo yo era un científico privado. Me pagaban por investigar y desarrollar... cosas... que no todo el mundo estaba dispuesto a investigar. Tenía un socio, y estábamos bien compenetrados... pero todo tiene un final.
Me llamo Desmond Phelps, y mi historia empieza un día en que un hombre con traje me ofrece desarrollar un nuevo tipo de virus a cambio de una importante suma de dinero. El trato me pareció justo, así que acepté.
Mi vida durante los últimos años se resumía en situaciones parecidas a esa. Tenía que hacer lo que fuera para que a mi hijo no le faltara nada. Él era la razón por la que me levantaba cada día con ganas de trabajar, aunque procuraba que no supiera en qué trabajo exactamente. Para él yo era simplemente... doctor…
Me llamo Desmond Phelps, y mi historia empieza un día en que un hombre con traje me ofrece desarrollar un nuevo tipo de virus a cambio de una importante suma de dinero. El trato me pareció justo, así que acepté.
Mi vida durante los últimos años se resumía en situaciones parecidas a esa. Tenía que hacer lo que fuera para que a mi hijo no le faltara nada. Él era la razón por la que me levantaba cada día con ganas de trabajar, aunque procuraba que no supiera en qué trabajo exactamente. Para él yo era simplemente... doctor…
Enseguida le comenté a mi socio el nuevo encargo, y se alegró mucho, ya que hacía un par de meses que no teníamos nada nuevo. El objetivo del encargo era simple y a la vez muy complejo: crear un virus y su antídoto.
Necesitábamos algo innovador, un tipo de infección aún desconocido, así que optamos por atacar donde más miedo causa: la mente. Teníamos que crear un virus que atacara la mente de las personas y les hiciera entrar en conflicto interno consigo mismos.
Teníamos la suerte de que ambos habíamos desarrollado ya algunos virus y ensayos, y habíamos estudiado el campo de la neurociencia. Empezamos a trabajar... y así pasaron dos meses.
Finalmente lo teníamos: la primera versión de ese terrible virus que decidimos llamar: “Distorsion”
Necesitábamos algo innovador, un tipo de infección aún desconocido, así que optamos por atacar donde más miedo causa: la mente. Teníamos que crear un virus que atacara la mente de las personas y les hiciera entrar en conflicto interno consigo mismos.
Teníamos la suerte de que ambos habíamos desarrollado ya algunos virus y ensayos, y habíamos estudiado el campo de la neurociencia. Empezamos a trabajar... y así pasaron dos meses.
Finalmente lo teníamos: la primera versión de ese terrible virus que decidimos llamar: “Distorsion”
Era una potente y contagiosa droga neuronal que hacía que la mente del individuo comenzara a dividirse, generando realidades paralelas que para él eran todas reales. Como si todas las personalidades internas comenzaran a enfrentarse. En pocos días, el sujeto quedaba reducido a un estado casi vegetativo, con la mente totalmente distorsionada…
Acordamos con el socio que primero haríamos ensayos electrónicos antes de probarlo en seres vivos. Acordamos…. (sarcasmo)… sin que yo lo supiera, una noche mi socio entró en el laboratorio y extrajo una muestra del virus para inyectarla a un hámster, sin saber que yo me lo llevaría al día siguiente a casa (porque ni siquiera lo estábamos usando para nada). Mi hijo, a la mañana siguiente, vio que el hámster estaba raro, así que hizo lo que haría cualquier crío: abrazar y querer a ese pequeño ratoncito, sin saber que en ese instante se estaba contagiando…
Todo empezó con fiebre y sudores. Pensé que era una gripe, hasta que comenzaron los gritos. Mi hijo perdió la noción del mundo, tenía la mirada vacía mientras gritaba aterrorizado. 24 horas después empecé a notar los síntomas… eran los del virus que nosotros mismos habíamos creado: Distorsion…
Enseguida localicé a mi socio y, muy nervioso y enfadado, le conté lo que había pasado... pero en ese momento, y sin esperarlo, me golpeó tan fuerte en la cabeza que perdí el conocimiento.
Acordamos con el socio que primero haríamos ensayos electrónicos antes de probarlo en seres vivos. Acordamos…. (sarcasmo)… sin que yo lo supiera, una noche mi socio entró en el laboratorio y extrajo una muestra del virus para inyectarla a un hámster, sin saber que yo me lo llevaría al día siguiente a casa (porque ni siquiera lo estábamos usando para nada). Mi hijo, a la mañana siguiente, vio que el hámster estaba raro, así que hizo lo que haría cualquier crío: abrazar y querer a ese pequeño ratoncito, sin saber que en ese instante se estaba contagiando…
Todo empezó con fiebre y sudores. Pensé que era una gripe, hasta que comenzaron los gritos. Mi hijo perdió la noción del mundo, tenía la mirada vacía mientras gritaba aterrorizado. 24 horas después empecé a notar los síntomas… eran los del virus que nosotros mismos habíamos creado: Distorsion…
Enseguida localicé a mi socio y, muy nervioso y enfadado, le conté lo que había pasado... pero en ese momento, y sin esperarlo, me golpeó tan fuerte en la cabeza que perdí el conocimiento.
CAPÍTULO 2: Renacimiento
Cuando desperté, estaba atado y amordazado. Me encontraba en una gran casa abandonada, dentro de una habitación destartalada y vacía. Frente a mí, un foco de luz directa que dificultaba la visión.
Enseguida apareció desde la penumbra una silueta conocida: era mi socio, Walter Lirdnam.
- Buenos días Desmond. Te debes estar preguntando por qué todo esto, ¿no? Shh, shh... no intentes hablar, ya ves que te he tapado la boca... Te he traído aquí por una razón: explicarte por qué te golpeé antes.
Mi sangre hervía, pero tenía que quedarme escuchando sus razones.
Enseguida apareció desde la penumbra una silueta conocida: era mi socio, Walter Lirdnam.
- Buenos días Desmond. Te debes estar preguntando por qué todo esto, ¿no? Shh, shh... no intentes hablar, ya ves que te he tapado la boca... Te he traído aquí por una razón: explicarte por qué te golpeé antes.
Mi sangre hervía, pero tenía que quedarme escuchando sus razones.
- Hace unos días, la misma persona que te ofreció este trabajo, vino a mí y me ofreció un trato: tener lista la versión final del virus Distorsion y su antídoto. Como comprenderás, no pude negarme... y menos después del suculento maletín que me dio. El trabajo era fácil: necesitaba resultados de la estabilidad del virus en seres vivos, así que usé a ese bicho, porque tampoco lo estábamos usando para nada… aunque no pensé que tu hijo pudiera infectarse, eso complicó las cosas… pero en definitiva todas las pruebas fueron positivas: habíamos creado el virus y la vacuna.
Ayer mismo entregué las muestras al cliente y me pagó el resto… sólo me dijo que necesitaban resultados más rápidos que los de tu calendario, Desmond, tenían prisa... y tú no hubieras modificado fechas…
La impotencia ante tal traición me dejó estupefacto, pero Walter seguía con su explicación.
- Que tú estés aquí no estaba planeado, pero al tener tú y tu hijo el virus... decidí no dejar pruebas. No olvides que el dinero total será el inicio de una nueva vida para mí, muy lejos de aquí.
El traidor se acerca a mi cara.
- Siento tener que hacer esto, pero hay que buscarse la vida... hay crisis, ¿sabes? Y nuestro trabajo es muy... particular como para tener cartera fija de clientes... Ya sabes, los autónomos, el alquiler, el material... - saca una pistola y me apunta - Así que creo que aquí nos despedimos.
Walter parece decidido a apretar el gatillo mientras se cruza con mi mirada rabiosa y desconsolada. Su mano empieza a temblar, y la duda asoma cada vez más… hasta que finalmente baja el arma.
- No puedo dispararte, después de todos estos años…
Entonces se gira y se marcha, dejándome allí solo con mis lágrimas y desgarrado por dentro.
No tenía fuerzas para nada. Me habían arrancado lo único que me mantenía en pie. ¿Así acababa todo? ¿Este era el final de mi historia?
En ese momento comprendí que aún tenía una lucha pendiente. No por mí... sino por mi hijo. Conseguí liberarme y corrí hacia casa para abrazarlo. No lo abandonaría. A él no. A él nunca…
A partir de ese día, mi vida comenzó de nuevo. Mi objetivo era salvar a mi hijo como fuera. Mi exsocio se llevó todo sobre el virus y su antídoto, y yo no lo tenía todo, porque fue un trabajo conjunto.
Como último recurso, al ver que la vida de mi hijo se apagaba, decidí mantenerlo con vida a toda costa. Construí un tanque de agua con el que podría mantenerlo vivo conectado a unas máquinas.
La impotencia ante tal traición me dejó estupefacto, pero Walter seguía con su explicación.
- Que tú estés aquí no estaba planeado, pero al tener tú y tu hijo el virus... decidí no dejar pruebas. No olvides que el dinero total será el inicio de una nueva vida para mí, muy lejos de aquí.
El traidor se acerca a mi cara.
- Siento tener que hacer esto, pero hay que buscarse la vida... hay crisis, ¿sabes? Y nuestro trabajo es muy... particular como para tener cartera fija de clientes... Ya sabes, los autónomos, el alquiler, el material... - saca una pistola y me apunta - Así que creo que aquí nos despedimos.
Walter parece decidido a apretar el gatillo mientras se cruza con mi mirada rabiosa y desconsolada. Su mano empieza a temblar, y la duda asoma cada vez más… hasta que finalmente baja el arma.
- No puedo dispararte, después de todos estos años…
Entonces se gira y se marcha, dejándome allí solo con mis lágrimas y desgarrado por dentro.
No tenía fuerzas para nada. Me habían arrancado lo único que me mantenía en pie. ¿Así acababa todo? ¿Este era el final de mi historia?
En ese momento comprendí que aún tenía una lucha pendiente. No por mí... sino por mi hijo. Conseguí liberarme y corrí hacia casa para abrazarlo. No lo abandonaría. A él no. A él nunca…
A partir de ese día, mi vida comenzó de nuevo. Mi objetivo era salvar a mi hijo como fuera. Mi exsocio se llevó todo sobre el virus y su antídoto, y yo no lo tenía todo, porque fue un trabajo conjunto.
Como último recurso, al ver que la vida de mi hijo se apagaba, decidí mantenerlo con vida a toda costa. Construí un tanque de agua con el que podría mantenerlo vivo conectado a unas máquinas.
Yo también empezaba a sufrir ataques del virus y me costaba el doble concentrarme. Lo único que logré desarrollar fueron unos inhibidores temporales que ralentizaban el proceso.
Las semanas pasaban y mi aspecto envejecía a un ritmo acelerado, señal de que se me acababa el tiempo.
Habían pasado 5 años, y mi aspecto ahora parecía el de un señor de 60 años, con una voz que sonaba resentida y raspada.
Mi hijo seguía allí, esperando que encontrase la cura... hasta que un día terminé mi última opción: desarrollé un clon mío esperando que pudiera generar células anti-virus... pero al despertar, vi que tenía el mismo mal, pero implantado dentro de él. Nada más abrir los ojos, empezó a gritar desesperadamente, demostrando que la angustia del virus le había roto por dentro. Tuve que descartarlo enseguida…
No hay peor sensación en el mundo que la impotencia al ver cómo los tuyos te traicionan o te abandonan. Ese fue el día que empezó mi segunda vida. Soy el doctor Desmond Phelps, y no descansaré hasta encontrar una cura para el virus Distorsion y, por supuesto, hasta dar con el responsable de que mi hijo esté conectado a una máquina.
Haré lo que sea necesario... para llegar hasta el final...
Las semanas pasaban y mi aspecto envejecía a un ritmo acelerado, señal de que se me acababa el tiempo.
Habían pasado 5 años, y mi aspecto ahora parecía el de un señor de 60 años, con una voz que sonaba resentida y raspada.
Mi hijo seguía allí, esperando que encontrase la cura... hasta que un día terminé mi última opción: desarrollé un clon mío esperando que pudiera generar células anti-virus... pero al despertar, vi que tenía el mismo mal, pero implantado dentro de él. Nada más abrir los ojos, empezó a gritar desesperadamente, demostrando que la angustia del virus le había roto por dentro. Tuve que descartarlo enseguida…
No hay peor sensación en el mundo que la impotencia al ver cómo los tuyos te traicionan o te abandonan. Ese fue el día que empezó mi segunda vida. Soy el doctor Desmond Phelps, y no descansaré hasta encontrar una cura para el virus Distorsion y, por supuesto, hasta dar con el responsable de que mi hijo esté conectado a una máquina.
Haré lo que sea necesario... para llegar hasta el final...
CAPÍTULO 3: Cobayas
En una oscura habitación de un edificio escondido, un chico joven se está haciendo el nudo de la corbata frente a un espejo. Detrás de él aparece una señora vestida también con un traje y unas gafas de sol.
- Ha habido un largo proceso de selección y tú has sido el vencedor.
El chico termina de hacerse el nudo y se gira. Vemos cómo ella le da una pastilla y un vaso de agua.
- Ha habido un largo proceso de selección y tú has sido el vencedor.
El chico termina de hacerse el nudo y se gira. Vemos cómo ella le da una pastilla y un vaso de agua.
- No me hagas perder el tiempo, - mientras se lo da - ahora ya no hay vuelta atrás.
El chico la mira un instante, coge la pastilla y se la toma con el agua.
….
La acción cambia a una nueva ubicación: una playa de Cheleken, en el Turkmenistán. Nos encontramos en una playa de arena fina donde hay un solo soldado patrullando esa zona, mientras de fondo se ven aviones de combate, y se oyen disparos de un conflicto muy cercano. Ese soldado no ha advertido de la presencia de alguien camuflado tras unos arbustos… parece que está esperando para hacer algo.
El chico la mira un instante, coge la pastilla y se la toma con el agua.
….
La acción cambia a una nueva ubicación: una playa de Cheleken, en el Turkmenistán. Nos encontramos en una playa de arena fina donde hay un solo soldado patrullando esa zona, mientras de fondo se ven aviones de combate, y se oyen disparos de un conflicto muy cercano. Ese soldado no ha advertido de la presencia de alguien camuflado tras unos arbustos… parece que está esperando para hacer algo.
El soldado llega al final de un montículo de piedra y se da la vuelta para seguir hacia el otro lado. Su objetivo era velar para que no hubiera infiltraciones marítimas a través de ese punto concreto de la costa, porque desestabilizaría el conflicto… pero no esperaba que el ataque viniera por la espalda.
Aprovechando un momento de distracción del soldado, el camuflado se abalanza sobre él y tras un poco de forcejeo, consigue reducirlo. Cuando está en el suelo, le clava una jeringa en el cuello y se aparta.
El soldado empieza a sufrir convulsiones y espasmos hasta que finalmente pierde el conocimiento.
El agente camuflado se levanta y hace una llamada indicando que no se han obtenido los resultados esperados. El objetivo ha tenido convulsiones, pero ha fallecido...Y justo en ese momento se abren de par en par los ojos del soldado y se levanta completamente desquiciado, gritando, y lanzándose sobre él. Le da un golpe que lo deja en el suelo.
Luego empieza a correr por esa playa hasta que de un salto sobrehumano el soldado reduce por la espalda al agente camuflado. En ese momento le propina una brutal paliza hasta que acaba con él. Finalmente, el loco emite un grito desgarrador hacia el cielo, mientras su cuerpo vuelve a tener convulsiones.
Aprovechando un momento de distracción del soldado, el camuflado se abalanza sobre él y tras un poco de forcejeo, consigue reducirlo. Cuando está en el suelo, le clava una jeringa en el cuello y se aparta.
El soldado empieza a sufrir convulsiones y espasmos hasta que finalmente pierde el conocimiento.
El agente camuflado se levanta y hace una llamada indicando que no se han obtenido los resultados esperados. El objetivo ha tenido convulsiones, pero ha fallecido...Y justo en ese momento se abren de par en par los ojos del soldado y se levanta completamente desquiciado, gritando, y lanzándose sobre él. Le da un golpe que lo deja en el suelo.
Luego empieza a correr por esa playa hasta que de un salto sobrehumano el soldado reduce por la espalda al agente camuflado. En ese momento le propina una brutal paliza hasta que acaba con él. Finalmente, el loco emite un grito desgarrador hacia el cielo, mientras su cuerpo vuelve a tener convulsiones.
….
En otra ubicación, una pequeña ciudad, suena un teléfono móvil en un tejado. Una figura enfundada en un traje y con gafas de sol saca el dispositivo de su bolsillo interior y descuelga. Ese personaje no era otro que Deacon, el que encargó la creación del virus al Dr Phelps.
Comprobamos que levanta levemente la ceja cuando observa el número del remitente de la llamada, como extrañándose. Enseguida contesta y sin mediar palabra, oye una enfurecida y conocida voz:
- El primer experimento en campo real ha fallado...
Malas noticias, muy malas noticias que el mismísimo Uriel Grade, uno de los jefazos de Aura First Innovations, le llamara sin previo aviso. Estaba realmente enfadado.
- Señor... uh... ¿qué ha pasado?
- A las 13 horas de hoy un soldado camuflado nuestro se infiltró en las líneas enemigas en Cheleken, Turkmenistán, aprovechando otras maniobras que tenemos en marcha, para probar la muestra del virus Distorsion que nos proporcionaron... Ha sido un fracaso terrible... nuestro hombre ha sido brutalmente asesinado...
- Señor... todas las pruebas que hicimos indicaban lo contrario...
- Espero que podamos encontrar una solución que no me obligue a hacer tambalear la reputación del grupo Pegasus, ¿estamos?
La llamada se corta de forma abrupta y su frente se llenó con un sudor frío. No estaba permitido fallar de esa manera en su organización, y mucho menos con clientes de esa talla. Decide ir a buscar al resto del equipo… hay que celebrar una reunión de urgencia...
CAPÍTULO 4: Libertad
En un oscuro sótano entra un personaje ataviado con una sudadera que le cubre la cara. Se mueve tranquilamente a través de ese interior poco iluminado y lleno de trastos viejos. En la mano lleva un sobre acolchado con algo en su interior.
Llega frente a una televisión encendida con señal estática que tiene conectado un viejo reproductor VHS. Saca del sobre una cinta en la que se puede leer en la etiqueta “Proyecto Distorsion”, y la introduce.
Llega frente a una televisión encendida con señal estática que tiene conectado un viejo reproductor VHS. Saca del sobre una cinta en la que se puede leer en la etiqueta “Proyecto Distorsion”, y la introduce.
Los cabezales y engranajes del antiguo aparato se ponen en marcha y empieza la reproducción de forma automática. Ese personaje se sienta enfrente mientras observa todo lo que va a aparecer.
A los pocos segundos, desaparece el ruido de imagen y empieza a verse en pantalla la cara de un señor de unos cuarenta años, probando la handycam con la que estaba grabando esto. La pone en un trípode y el plano pasa a estar fijo. Entonces se corta y dos segundos después ya se puede ver a ese señor bien puesto frente a la cámara mientras, detrás, se puede ver a otro señor más viejo. Ambos se encuentran en unos laboratorios.
- Soy el Doctor Michael Landen y estoy acompañado por el Doctor Desmond Phelps. - se le ve de fondo, pero no está muy dispuesto a salir en la cinta - Hemos decidido hacer este vídeo-diario para poder plasmar todo el proceso que llevamos haciendo desde hace 2 años para encontrar una cura para el virus conocido como Distorsion, creado por el Dr. Phelps - lo señala - y su anterior socio, Walter Lirdnam.
A los pocos segundos, desaparece el ruido de imagen y empieza a verse en pantalla la cara de un señor de unos cuarenta años, probando la handycam con la que estaba grabando esto. La pone en un trípode y el plano pasa a estar fijo. Entonces se corta y dos segundos después ya se puede ver a ese señor bien puesto frente a la cámara mientras, detrás, se puede ver a otro señor más viejo. Ambos se encuentran en unos laboratorios.
- Soy el Doctor Michael Landen y estoy acompañado por el Doctor Desmond Phelps. - se le ve de fondo, pero no está muy dispuesto a salir en la cinta - Hemos decidido hacer este vídeo-diario para poder plasmar todo el proceso que llevamos haciendo desde hace 2 años para encontrar una cura para el virus conocido como Distorsion, creado por el Dr. Phelps - lo señala - y su anterior socio, Walter Lirdnam.
Entonces acaba esa presentación, y por corte pasamos al siguiente “set”. Se puede ver al Dr. Landen delante de una cámara que contiene el cuerpo de un chico de unos 12 años que está dentro del líquido transparente y conectado con unos tubos a esa gran máquina.
- En esta cámara está Owen Phelps, el hijo de Desmond. Hace 7 años, en 2010, se contagió del virus por error. Este... es el principal motivo de tantos esfuerzos por hallar una cura...
Vuelve a cambiar la escena. Esta vez se ve un cuerpo encima de una camilla.
- Este es Globeca, el segundo clon del Dr. Phelps, después de que su primer intento fuera un fracaso. Presenta una estructura mucho más fuerte que la del primero, lo que lo convierte en el sujeto ideal para generar una cura para el virus. Durante los primeros días respondía bien a nuestras pruebas... hasta que llegó esta pasada noche. Globeca empezó a sufrir un grave desequilibrio mental que lo llevó lejos, muy lejos en su psique. Esta mañana descubrimos que se había escapado y comenzamos a buscarlo por la periferia.
Mediante otro corte pasamos a otro lugar del laboratorio en el que puede verse al Dr. Landen en primer término con cara triste y agotada, y detrás suyo el viejo Dr Phelps maldiciendo en voz alta.
- 22 horas después lo encontramos, perdido, desorientado, ciego y con una crisis interior irreparable. Desmond está abatido y sin esperanzas, porqué decidió acabar con su sufrimiento. Ha sido un golpe muy duro para él, que día tras día se va muriendo por dentro y por fuera. De poco le sirven los inhibidores que creó...
Por corte vemos a Phelps hundido, y a Landen grabándolo a escondidas. Cuando lo ve, se gira y grita: “¡Deja la maldita cámara!” mientras le tira un tarro de cristal del que solo se oye el ruido de romperse hasta que vuelve a cortarse la escena.
Entonces acaba esa presentación, y por corte pasamos al siguiente “set”. Se puede ver al Dr. Landen delante de una cámara que contiene el cuerpo de un chico de unos 12 años que está dentro del líquido transparente y conectado con unos tubos a esa gran máquina.
- En esta cámara está Owen Phelps, el hijo de Desmond. Hace 7 años, en 2010, se contagió del virus por error. Este... es el principal motivo de tantos esfuerzos por hallar una cura...
Vuelve a cambiar la escena. Esta vez se ve un cuerpo encima de una camilla.
- Este es Globeca, el segundo clon del Dr. Phelps, después de que su primer intento fuera un fracaso. Presenta una estructura mucho más fuerte que la del primero, lo que lo convierte en el sujeto ideal para generar una cura para el virus. Durante los primeros días respondía bien a nuestras pruebas... hasta que llegó esta pasada noche. Globeca empezó a sufrir un grave desequilibrio mental que lo llevó lejos, muy lejos en su psique. Esta mañana descubrimos que se había escapado y comenzamos a buscarlo por la periferia.
Mediante otro corte pasamos a otro lugar del laboratorio en el que puede verse al Dr. Landen en primer término con cara triste y agotada, y detrás suyo el viejo Dr Phelps maldiciendo en voz alta.
- 22 horas después lo encontramos, perdido, desorientado, ciego y con una crisis interior irreparable. Desmond está abatido y sin esperanzas, porqué decidió acabar con su sufrimiento. Ha sido un golpe muy duro para él, que día tras día se va muriendo por dentro y por fuera. De poco le sirven los inhibidores que creó...
Por corte vemos a Phelps hundido, y a Landen grabándolo a escondidas. Cuando lo ve, se gira y grita: “¡Deja la maldita cámara!” mientras le tira un tarro de cristal del que solo se oye el ruido de romperse hasta que vuelve a cortarse la escena.
Extrañamente hay unos segundos más de ruido esta vez, hasta que vuelve la imagen. Se puede ver de nuevo al Dr. Landen con signos de cansancio, pero con un extraño brillo en los ojos.
- Han pasado 3 años y finalmente hemos creado el tercer y último clon, que hemos querido llamar Libertad porque, según los ensayos previos, debería poder generar una composición de antídoto viable al 100%...
Luego se ven varios cortes sin ninguna descripción en la que se puede observar el cuerpo de este nuevo clon, que parece igual a los anteriores (versiones más jóvenes del mismo doctor Phelps).
Finalmente, el último corte muestra una imagen en plano general des del medio del laboratorio en el que tenemos nuevamente delante al Dr Landen, detrás está un Phelps muy viejo ya, y detrás se puede ver completamente la máquina que mantiene vivo a Owen. Esta vez, con una amplia sonrisa en la cara, Michael Landen empieza a decir:
- Hoy estoy muy contento de poder decir las siguientes palabras: el cerrojo de la prisión de Owen ya tiene llave.
En ese momento se ve la mano de Desmond que lo agarra del hombro y lo gira hacia él lentamente.
- Michael, tendrás que hacerlo tú. Yo no puedo...
- Desmond, no...
- Cállate y escucha. No tienes ni idea de lo que es levantarte cada mañana y ver en el espejo una imagen que no te representa. Tengo 39 años, Michael... no quiero que mi hijo me recuerde así... además, siento que mi camino termina aquí… Quiero pedirte un último favor... como el mejor amigo que has demostrado que he tenido... quiero que te hagas cargo de Owen. Sé el padre que yo no he podido ser para él... es lo único que me queda en este mundo. – y empiezan a caerle unas lágrimas de tristeza por esas ajadas mejillas.
- Han pasado 3 años y finalmente hemos creado el tercer y último clon, que hemos querido llamar Libertad porque, según los ensayos previos, debería poder generar una composición de antídoto viable al 100%...
Luego se ven varios cortes sin ninguna descripción en la que se puede observar el cuerpo de este nuevo clon, que parece igual a los anteriores (versiones más jóvenes del mismo doctor Phelps).
Finalmente, el último corte muestra una imagen en plano general des del medio del laboratorio en el que tenemos nuevamente delante al Dr Landen, detrás está un Phelps muy viejo ya, y detrás se puede ver completamente la máquina que mantiene vivo a Owen. Esta vez, con una amplia sonrisa en la cara, Michael Landen empieza a decir:
- Hoy estoy muy contento de poder decir las siguientes palabras: el cerrojo de la prisión de Owen ya tiene llave.
En ese momento se ve la mano de Desmond que lo agarra del hombro y lo gira hacia él lentamente.
- Michael, tendrás que hacerlo tú. Yo no puedo...
- Desmond, no...
- Cállate y escucha. No tienes ni idea de lo que es levantarte cada mañana y ver en el espejo una imagen que no te representa. Tengo 39 años, Michael... no quiero que mi hijo me recuerde así... además, siento que mi camino termina aquí… Quiero pedirte un último favor... como el mejor amigo que has demostrado que he tenido... quiero que te hagas cargo de Owen. Sé el padre que yo no he podido ser para él... es lo único que me queda en este mundo. – y empiezan a caerle unas lágrimas de tristeza por esas ajadas mejillas.
Michael lo mira y con los ojos se lo dice todo. Se dirige a la cápsula e introduce una jeringa con un líquido naranja en el interior de un vial. Ese líquido fluye hasta la máquina de Owen y los resultados parecen ser visibles a los pocos segundos. Lentamente, el cuerpo de Owen vuelve a moverse de nuevo. En ese momento, unas luces verdes y unos mensajes de confirmación aparecen en los monitores: “Muestra viable, erradicación completa del virus en curso”. Entonces se oyen unos ruidos de compuertas y se vacía el agua de la cámara.
Desmond observa toda aquella escena sin apenas moverse, emocionado por lo que está a punto de suceder. Cuando el agua ha sido completamente retirada, la pesada compuerta de entrada empieza a abrirse verticalmente mientras emergen vapores del interior de la cámara.
Cuando termina de abrirse Owen abre los ojos, pero le fallan las piernas y se pone de rodillas. Se queda mirando a su padre a los ojos sin saber qué decir, y en ese momento Desmond susurra: “mi hijo...” y muere. Su cuerpo y su mente ya no pueden seguir más, aunque en esos instantes finales encuentra una suerte de paz interior al haber logrado curar a su hijo de ese tremendo error que marcó su vida…
Michael, que estaba también observando la resurrección del joven Owen, se gira y advierte que su compañero y amigo acaba de fallecer. Cuando quiere acercarse a su cuerpo, el joven se desmaya en ese momento, pero Michael decide fugazmente y logra recogerlo antes de que toque el suelo. Y así, con el cuerpo de Owen Phelps devuelto a la vida, y el cuerpo presente de Desmond observando ese triste y bonito final para su historia, Michael se queda llorando desconsolado, pero un poco feliz de que tantos años de esfuerzo tuvieran su recompensa final.
Desmond observa toda aquella escena sin apenas moverse, emocionado por lo que está a punto de suceder. Cuando el agua ha sido completamente retirada, la pesada compuerta de entrada empieza a abrirse verticalmente mientras emergen vapores del interior de la cámara.
Cuando termina de abrirse Owen abre los ojos, pero le fallan las piernas y se pone de rodillas. Se queda mirando a su padre a los ojos sin saber qué decir, y en ese momento Desmond susurra: “mi hijo...” y muere. Su cuerpo y su mente ya no pueden seguir más, aunque en esos instantes finales encuentra una suerte de paz interior al haber logrado curar a su hijo de ese tremendo error que marcó su vida…
Michael, que estaba también observando la resurrección del joven Owen, se gira y advierte que su compañero y amigo acaba de fallecer. Cuando quiere acercarse a su cuerpo, el joven se desmaya en ese momento, pero Michael decide fugazmente y logra recogerlo antes de que toque el suelo. Y así, con el cuerpo de Owen Phelps devuelto a la vida, y el cuerpo presente de Desmond observando ese triste y bonito final para su historia, Michael se queda llorando desconsolado, pero un poco feliz de que tantos años de esfuerzo tuvieran su recompensa final.
CAPÍTULO 5: Pegasus
En un pequeño piso franco de una pequeña ciudad de costa, el chico joven de la corbata entra junto con la mujer que le dio la pastilla unas horas antes.
- Este es nuestro piso franco actual. Este es Lancer, esta es Rawhide – señalándolos - y ahora conocerás a Deacon.
Lancer, un señor de unos 50 años, estaba limpiando un arma parecida a una escopeta con un semblante tranquilo, mientras que Rawhide, su compañera, estaba rastreando unas señales satélite en su ordenador perfectamente preparado para ese tipo de tareas.
- Bienvenido al grupo Pegasus, chaval – dice Lancer mientras le da una palmadita en la espalda.
En ese momento entra Deacon muy serio en la sala.
- Este es nuestro piso franco actual. Este es Lancer, esta es Rawhide – señalándolos - y ahora conocerás a Deacon.
Lancer, un señor de unos 50 años, estaba limpiando un arma parecida a una escopeta con un semblante tranquilo, mientras que Rawhide, su compañera, estaba rastreando unas señales satélite en su ordenador perfectamente preparado para ese tipo de tareas.
- Bienvenido al grupo Pegasus, chaval – dice Lancer mientras le da una palmadita en la espalda.
En ese momento entra Deacon muy serio en la sala.
Todos paran de hacer lo que están haciendo y empieza diciendo:
- Señores, he recibido una llamada de nuestro anterior cliente, el señor Uriel Grade... la versión del virus Distorsion que entregamos ha sido probada en campo de batalla... y ha sido un fracaso... Ha habido una baja...
- ¿Cómo es posible? Las pruebas eran concluyentes... – dice Rawhide muy sorprendida - Walter Lirdnam fue muy claro cuando nos entregó las muestras...
- Pues parece que no eran tan concluyentes... – entonces gira su vista hacia el chico joven - ¿Este es el novato?
- Sí, señor, elegí el nombre de Eagle - extiende la mano, pero Deacon no se la da, se lo queda mirando con simple apatía.
- Pues pon atención, Eagle, te vamos a explicar la situación. Una organización como el grupo Pegasus no puede permitirse fallos como este.
- Nos dedicamos a hacer de enlace entre grandes corporaciones y ciertos productos o servicios que necesitan. – aporta Rawhide.
- En teoría, no existimos. – espeta Lancer.
- En el caso de este cliente en concreto nos pidió un virus, y lo encargamos a varios científicos privados. – dice la mujer de la que todavía no sabemos su nombre.
- El Dr. Desmond Phelps y su anterior socio, Walter Lirdnam, consiguieron crearlo, y lo bautizaron como Distorsion – sentencia Deacon.
- Nosotros entregamos la muestra al cliente, - continúa Lancer - una muestra que, en teoría, debía ser viable para usar en seres vivos... – y mira a Deacon.
- Señores, he recibido una llamada de nuestro anterior cliente, el señor Uriel Grade... la versión del virus Distorsion que entregamos ha sido probada en campo de batalla... y ha sido un fracaso... Ha habido una baja...
- ¿Cómo es posible? Las pruebas eran concluyentes... – dice Rawhide muy sorprendida - Walter Lirdnam fue muy claro cuando nos entregó las muestras...
- Pues parece que no eran tan concluyentes... – entonces gira su vista hacia el chico joven - ¿Este es el novato?
- Sí, señor, elegí el nombre de Eagle - extiende la mano, pero Deacon no se la da, se lo queda mirando con simple apatía.
- Pues pon atención, Eagle, te vamos a explicar la situación. Una organización como el grupo Pegasus no puede permitirse fallos como este.
- Nos dedicamos a hacer de enlace entre grandes corporaciones y ciertos productos o servicios que necesitan. – aporta Rawhide.
- En teoría, no existimos. – espeta Lancer.
- En el caso de este cliente en concreto nos pidió un virus, y lo encargamos a varios científicos privados. – dice la mujer de la que todavía no sabemos su nombre.
- El Dr. Desmond Phelps y su anterior socio, Walter Lirdnam, consiguieron crearlo, y lo bautizaron como Distorsion – sentencia Deacon.
- Nosotros entregamos la muestra al cliente, - continúa Lancer - una muestra que, en teoría, debía ser viable para usar en seres vivos... – y mira a Deacon.
- ...pero que provocó unos resultados distintos a los esperados en el sujeto, que terminó asesinando al agente infiltrado.
Ante tal volumen de información, el joven Eagle está ansioso por demostrar su valía.
- ¿Qué hacemos?
- Propongo enviar el virus para perfeccionarlo – propone Rawhide.
- ¿Tenemos algún contacto en la zona que sea competente, Providence? – pregunta Deacon, desvelando finalmente el nombre de esa señora.
- Disponemos de dos, en la parte alta de la ciudad.
- Yo puedo ir a hablar con uno. – dice Lancer.
- Yo iré a por el otro... ¿Tenemos maletas disponibles? – pregunta Rawhide.
- Sí, como siempre. – mientras coge una de las maletas llenas de dinero que tienen preparadas. - No puede haber errores esta vez.
- No los habrá. – dice intimidantemente Lancer.
- Otra cosa, ¿sabemos dónde está Walter Lirdnam?
- Cuando se le entregó el resto del dinero, desapareció... – contesta Providence.
- Haz lo que sea, mueve cielo y tierra, pero encuéntralo... No puede quedar ningún cabo suelto en este asunto...
- Tan pronto como vuelva, me pongo a buscarlo. – contesta Rawhide.
- Deacon, hay otro tema... – añade Lancer - Respecto a la historia de Desmond Phelps, tenemos novedades...
- ¿Qué novedades?
- Parece que un antiguo amigo suyo lo ha estado ayudando con el tema de su hijo... hasta que recientemente murió...
- ¿El hijo?
- No, el doctor Phelps... pero antes de morir ha conseguido un antídoto para el niño y esa primera versión tan inestable del virus... Las últimas noticias que tenemos es que el amigo y el niño viven en un apartamento de la ciudad…parece que este hombre se ha hecho cargo de él...
Deacon se queda mirando por unos instantes el suelo, para luego levantar su mirada con un semblante serio y el ceño fruncido. Solamente abre la boca para dejar claras dos únicas palabras: “Sin pruebas”.
….
La acción cambia a otro punto de esa ciudad, en un piso normal cerca del centro. En un gran sofá está Michael Landen, y a su lado el joven Owen Phelps al que está enseñando a escribir mediante unos cuadernos de caligrafía, y a hablar, porque de los 5 a los 15 años ese niño no había tenido la oportunidad de hacerlo.
Ante tal volumen de información, el joven Eagle está ansioso por demostrar su valía.
- ¿Qué hacemos?
- Propongo enviar el virus para perfeccionarlo – propone Rawhide.
- ¿Tenemos algún contacto en la zona que sea competente, Providence? – pregunta Deacon, desvelando finalmente el nombre de esa señora.
- Disponemos de dos, en la parte alta de la ciudad.
- Yo puedo ir a hablar con uno. – dice Lancer.
- Yo iré a por el otro... ¿Tenemos maletas disponibles? – pregunta Rawhide.
- Sí, como siempre. – mientras coge una de las maletas llenas de dinero que tienen preparadas. - No puede haber errores esta vez.
- No los habrá. – dice intimidantemente Lancer.
- Otra cosa, ¿sabemos dónde está Walter Lirdnam?
- Cuando se le entregó el resto del dinero, desapareció... – contesta Providence.
- Haz lo que sea, mueve cielo y tierra, pero encuéntralo... No puede quedar ningún cabo suelto en este asunto...
- Tan pronto como vuelva, me pongo a buscarlo. – contesta Rawhide.
- Deacon, hay otro tema... – añade Lancer - Respecto a la historia de Desmond Phelps, tenemos novedades...
- ¿Qué novedades?
- Parece que un antiguo amigo suyo lo ha estado ayudando con el tema de su hijo... hasta que recientemente murió...
- ¿El hijo?
- No, el doctor Phelps... pero antes de morir ha conseguido un antídoto para el niño y esa primera versión tan inestable del virus... Las últimas noticias que tenemos es que el amigo y el niño viven en un apartamento de la ciudad…parece que este hombre se ha hecho cargo de él...
Deacon se queda mirando por unos instantes el suelo, para luego levantar su mirada con un semblante serio y el ceño fruncido. Solamente abre la boca para dejar claras dos únicas palabras: “Sin pruebas”.
….
La acción cambia a otro punto de esa ciudad, en un piso normal cerca del centro. En un gran sofá está Michael Landen, y a su lado el joven Owen Phelps al que está enseñando a escribir mediante unos cuadernos de caligrafía, y a hablar, porque de los 5 a los 15 años ese niño no había tenido la oportunidad de hacerlo.
- Muy bien... ca-sa, fantástico, Owen.
Intercambian miradas tiernas sin percatarse de que alguien ha entrado en su casa de una manera completamente silenciosa. Lentamente se acercan dos encapuchados desconocidos por su espalda, aproximándose lentamente al sofá de la sala de estar.
El que va delante tiene una cuerda de piano preparada y tensada en ambas manos con la que pretende dejar fuera de combate a Michael, mientras que la idea es que el otro inmovilice al joven.
Ninguna de las dos cosas acaba llevándose a cabo, porque un disparo con silenciador sobresalta al hombre y al joven, que se levantan del sofá como dos muelles para observar como el cuerpo de ese encapuchado cae al suelo, abatido por su propio compañero. No están entendiendo nada de lo que acaba de pasar. Entonces, el otro encapuchado baja su arma y se quita la funda de la cabeza para descubrir que se trata ni más ni menos que de Eagle, que parece que tenía unos planes distintos a los del Grupo Pegasus. De manera seria y directa les dice:
- Debemos irnos de aquí enseguida. Si os quedáis, os matarán…
La mirada de Eagle, respirando pesadamente, se cruza con la de Michael, mientras Owen se queda en el fondo de la sala, agachado en el suelo y medio llorando.
El destino del Dr Landen, pero sobretodo el del joven Phelps, dependía en esos momentos de la inesperada ayuda de Eagle. Ahora este inesperado trio deberá desaparecer de los ojos y oídos de Aura por un largo tiempo...
Intercambian miradas tiernas sin percatarse de que alguien ha entrado en su casa de una manera completamente silenciosa. Lentamente se acercan dos encapuchados desconocidos por su espalda, aproximándose lentamente al sofá de la sala de estar.
El que va delante tiene una cuerda de piano preparada y tensada en ambas manos con la que pretende dejar fuera de combate a Michael, mientras que la idea es que el otro inmovilice al joven.
Ninguna de las dos cosas acaba llevándose a cabo, porque un disparo con silenciador sobresalta al hombre y al joven, que se levantan del sofá como dos muelles para observar como el cuerpo de ese encapuchado cae al suelo, abatido por su propio compañero. No están entendiendo nada de lo que acaba de pasar. Entonces, el otro encapuchado baja su arma y se quita la funda de la cabeza para descubrir que se trata ni más ni menos que de Eagle, que parece que tenía unos planes distintos a los del Grupo Pegasus. De manera seria y directa les dice:
- Debemos irnos de aquí enseguida. Si os quedáis, os matarán…
La mirada de Eagle, respirando pesadamente, se cruza con la de Michael, mientras Owen se queda en el fondo de la sala, agachado en el suelo y medio llorando.
El destino del Dr Landen, pero sobretodo el del joven Phelps, dependía en esos momentos de la inesperada ayuda de Eagle. Ahora este inesperado trio deberá desaparecer de los ojos y oídos de Aura por un largo tiempo...
Y ese tiempo, nos lleva de nuevo al año 2030, donde volvemos a esa figura con sudadera encapuchada que estuvo observando las cintas VHS de los experimentos del Dr. Desmond Phelps y Michael Landen.
Esa figura se encuentra ahora andando en un descampado en el que, al fondo, puede verse el skyline de la ciudad, que tiene un ligero tráfico de los nuevos aero-vehículos, y los suaves sonidos de los motores eléctricos se acaban mezclando con las brisas del aire que pueden oírse debajo de ese almendro, en el que hay una modesta lápida.
Esa persona llega delante y se arrodilla. Retira la capucha hacia atrás mientras puede observarse un dispositivo de alta tecnología en su muñeca. Entonces, con un tono solemne, empieza a hablar:
- Han pasado 10 años desde que te fuiste... Sé que un padre debe hacer lo que sea para que a su familia no le falte nada... lo que sea. Nunca podré decírtelo en persona, papá, pero solo quiero que sepas que entiendo todo lo que hiciste. – el rostro de ese Owen adulto se emociona recordándolo - El tío Michael cumplió con todo lo que le pediste, pero siempre supe que toda esta historia era solo la punta del iceberg de futuros eventos. He estado pendiente de las noticias todos estos años, y se han detectado casos con síntomas muy parecidos... pero en diferentes lugares del mundo. Con las conversaciones con el otro Desmond he entendido que han seguido con los experimentos con el virus Distorsion, y parece que se está abriendo una caja de Pandora... así que sólo vengo a decirte que yo mismo voy a terminar con tu trabajo de una vez por todas…
Esa figura se encuentra ahora andando en un descampado en el que, al fondo, puede verse el skyline de la ciudad, que tiene un ligero tráfico de los nuevos aero-vehículos, y los suaves sonidos de los motores eléctricos se acaban mezclando con las brisas del aire que pueden oírse debajo de ese almendro, en el que hay una modesta lápida.
Esa persona llega delante y se arrodilla. Retira la capucha hacia atrás mientras puede observarse un dispositivo de alta tecnología en su muñeca. Entonces, con un tono solemne, empieza a hablar:
- Han pasado 10 años desde que te fuiste... Sé que un padre debe hacer lo que sea para que a su familia no le falte nada... lo que sea. Nunca podré decírtelo en persona, papá, pero solo quiero que sepas que entiendo todo lo que hiciste. – el rostro de ese Owen adulto se emociona recordándolo - El tío Michael cumplió con todo lo que le pediste, pero siempre supe que toda esta historia era solo la punta del iceberg de futuros eventos. He estado pendiente de las noticias todos estos años, y se han detectado casos con síntomas muy parecidos... pero en diferentes lugares del mundo. Con las conversaciones con el otro Desmond he entendido que han seguido con los experimentos con el virus Distorsion, y parece que se está abriendo una caja de Pandora... así que sólo vengo a decirte que yo mismo voy a terminar con tu trabajo de una vez por todas…
© 2025 Josep Maria Solé. Todos los derechos reservados.
Disturbing Stories, número 069, "Distorsion: Phelps".
Registrado en SafeCreative con el ID: 2505291916217
Fecha de registro: Mayo 2025.
Este relato no puede ser reproducido, distribuido ni modificado sin el permiso expreso del autor.
Disturbing Stories, número 069, "Distorsion: Phelps".
Registrado en SafeCreative con el ID: 2505291916217
Fecha de registro: Mayo 2025.
Este relato no puede ser reproducido, distribuido ni modificado sin el permiso expreso del autor.