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Después de que me estuvieran buscando arduamente durante unas horas, al final subieron a la nave y despegaron.
Desde mi escondrijo pude ver como mi último modo de salir de ahí, escapaba con una tripulación de treinta-y-cuatro personas. Se trataba del último equipo de construcción de la colonia Mars-01, donde me encontraba. Este fue un proyecto largamente ansiado por Aura Second Corporation: permitir a la humanidad empezar a establecerse en el planeta Marte.
Antes de acometer ese sueño, primero se tuvieron que construir las colonias en la Luna, pero tras los incidentes conocidos como “El Conflicto Lunar”, se retrasó el calendario estipulado para Marte. Así que el tiempo pasó y finalmente se pudo empezar con la construcción de la colonia.
Se trataba de un espacio para cien personas, que contaba con todo tipo de laboratorios y salas para distintos grupos representativos de establecimiento de una colonia. Así, esas personas conformarían el inicio de una nueva sociedad en Marte. ¿Qué depararía el futuro de esa gente? Pues al parecer, y por ahora, nada de nada, porque precisamente nosotros estábamos terminando con los últimos detalles para dejar lista la llegada del Crucero Espacial que se enviará dentro de un año con las cien personas designadas, pero una transmisión de urgencia ha llegado a nuestra base.
Mediante algunas interferencias, se avisaba de que dejáramos todo lo que estuviéramos haciendo y que volviéramos enseguida a la Tierra. Estaba ocurriendo un ataque exterior.
Entonces, todo el equipo se apresuró a dirigirse a la nave, pero yo decidí esconderme en dirección contraria. Conocía cada detalle de esas instalaciones, porque participé en parte del desarrollo. Conseguí acceder a un quad para poder ir a un pequeño silo que se había construido durante la primera expedición, y donde sólo había material genérico para la base. Una vez allí, escondí el quad y me dirigí a una pequeña cueva que descubrí durante mis constantes análisis cartográficos. Y esperé…
En cierto momento, supongo que echaron en falta uno de los quads y siguieron el rastro hasta el silo. Vi como inspeccionaban la zona, pero nunca me encontraron, ya que no miraron ni de cerca la cueva. De esta manera pude ver como la nave despegaba y se marchaba, desapareciendo a través del cielo. Gracias a la tecnología Icarus, su viaje de regreso no duraría más de 1 semana.
Y allí estaba yo, completamente solo en Marte, y con unas instalaciones perfectamente funcionales y listas para albergar a un inquilino. Creo que fue solo cosa mía, porque en el momento en que oí el mensaje que nos advertía de que volviéramos a la Tierra, yo pensé: “bueno, y si parece que pinta mal en la Tierra, ¿por qué no nos quedamos aquí a ver qué pasa?” Así que esto es lo que hice: me convertí en el primer y último marciano en Marte. Tenía a mi disposición recursos de cien personas para mí solo, así que podía estar tranquilo durante mucho tiempo, mientras empezaba mis estudios de la zona.
Mi campo es la geo-física, así que creo que tendré bastante tiempo para estudiar. Realmente hace muchos años que estoy preparando experimentos posibles que se podrían hacer aquí, y ahora tengo la oportunidad de hacerlos.
Me he traído conmigo algo que he tomado prestado… se trata de un Artefacto de Materia del Otro Lado. Son de sobrado conocimiento las virtudes y defectos de estos aparatos, que se desarrollaron durante la siguiente década a los incidentes de 2020-22, y hay quien dice que sus propiedades son mágicas.
Nada más lejos de la verdad, se trata de dispositivos que se retroalimentan con su propia Materia del Otro Lado, a través de unos pequeños conductos que entran y salen del pequeño núcleo reactivo. Cuando se activan, generan un campo electromagnético a un radio de cien metros, y todo lo que está dentro sufre modificaciones a nivel atómico. Como resultado, digamos que podríamos convertir una roca en oro, o incluso el agua en plasma…pero no se han dado casos de que se pueda convertir la roca en agua… En resumen: modifica su entorno, pero reordenando el código genético de manera aleatoria dentro de ciertos parámetros.
Tras muchas modificaciones y versiones, se consiguió un dispositivo que podía generar impulsos que se limitaron a los 10 segundos de duración. De esta manera, se transformaba el entorno del Artefacto, creando un paisaje nuevo a su alrededor a partir de los materiales que había. Era muy peligroso estar cerca cuando se iba a llevar a cabo uno de los experimentos.
Leí en un artículo que hubo un fallo una vez, cuando uno de los técnicos resbaló y cayó en una zona cerca del Artefacto, y quedó escondido por unos escombros, donde perdió el conocimiento. Más tarde se descubrió que formaba parte de unas rocas y había muerto como tal, aunque todos los componentes de su cuerpo se hubieran reordenado con los del entorno a nivel atómico. Eso levantó mucho revuelo y se planteó si realmente valía la pena jugársela con un aparato tan peligroso. El proyecto se apartó, porque se veía desconfiado, pero yo seguía creyendo en las posibilidades de esa tecnología única.
Mi objetivo era demostrar que, mediante el uso de ese dispositivo, y unos bloqueadores magnéticos que diseñé, se podía terraformar de manera controlada. Esto quiere decir que se podría construir cualquier tipo de estructura reforzada con los materiales que hubiera allí, significando un cambio muy drástico en la manera en que la humanidad ha construido desde antaño. Los bloqueadores magnéticos impedían que el radio de acción del Artefacto afectara fuera de la zona marcada. Funcionaban mediante emisión de infrasonidos a la misma frecuencia que la que emitía el Artefacto, de esa forma se conseguía cancelar y evitar que traspasara el campo de acción.
Así, y después de haber analizado las muestras de suelo marciano de las anteriores expediciones, decidí realizar mi experimento final en suelo de Marte. Por vía oficial, esto hubiera tardado demasiado, contando los hechos del Conflicto Lunar que acaparaban la maquinaria jurídica. Empecé con el primer experimento en una zona cerca del silo. Activé remotamente el dispositivo, que incluía un temporizador interno de 10 segundos. Tras ese tiempo, se apagaba solo. Esa fue la manera más controlada que se pudo crear para este Artefacto.
Podrías estar pensando: ¿y por qué no probarlo en la Tierra? ¿por qué jugársela tanto e ir hasta Marte? La respuesta es muy sencilla. Marte no es la Tierra, y posee unas cualidades únicas, unos minerales que no conocemos del todo, y según investigaciones que he estado siguiendo en los laboratorios, también propiedades físicas que no acabamos de comprender.
Si mis cálculos son correctos, significaría que la manera en que incide en su entorno el Artefacto, junto con los campos magnéticos de mis bloqueadores, generarían una respuesta que no puedo calcular ni prever.
Si algo tiene que explotar, resquebrajarse o salir mal, mejor que sea en Marte…pero si saliera bien, tendría material de estudio hasta el final de mis días, y obtendría el reconocimiento suficiente para no tener que preocuparme nunca más. A eso se le llama matar dos pájaros de un tiro: Probar los bloqueadores junto con el Artefacto para una terraformación controlada, y experimentar de ésta manera con las propiedades únicas de Marte.
Creo que vale la pena intentarlo.
El resultado de ese primer experimento fue la creación de una especie de estructura de arena y roca que recordaba los antiguos acueductos romanos.
Esos Artefactos eran únicos y ciertamente increíbles.
Seguí con los experimentos, y poco a poco, fui llenando el valle cercano al silo de diferentes estructuras que parecían naturales, y que luego fui conectando.
---------------- fin de la última entrada del diario de mano del Dr. Kevin Beckett.
Desde mi escondrijo pude ver como mi último modo de salir de ahí, escapaba con una tripulación de treinta-y-cuatro personas. Se trataba del último equipo de construcción de la colonia Mars-01, donde me encontraba. Este fue un proyecto largamente ansiado por Aura Second Corporation: permitir a la humanidad empezar a establecerse en el planeta Marte.
Antes de acometer ese sueño, primero se tuvieron que construir las colonias en la Luna, pero tras los incidentes conocidos como “El Conflicto Lunar”, se retrasó el calendario estipulado para Marte. Así que el tiempo pasó y finalmente se pudo empezar con la construcción de la colonia.
Se trataba de un espacio para cien personas, que contaba con todo tipo de laboratorios y salas para distintos grupos representativos de establecimiento de una colonia. Así, esas personas conformarían el inicio de una nueva sociedad en Marte. ¿Qué depararía el futuro de esa gente? Pues al parecer, y por ahora, nada de nada, porque precisamente nosotros estábamos terminando con los últimos detalles para dejar lista la llegada del Crucero Espacial que se enviará dentro de un año con las cien personas designadas, pero una transmisión de urgencia ha llegado a nuestra base.
Mediante algunas interferencias, se avisaba de que dejáramos todo lo que estuviéramos haciendo y que volviéramos enseguida a la Tierra. Estaba ocurriendo un ataque exterior.
Entonces, todo el equipo se apresuró a dirigirse a la nave, pero yo decidí esconderme en dirección contraria. Conocía cada detalle de esas instalaciones, porque participé en parte del desarrollo. Conseguí acceder a un quad para poder ir a un pequeño silo que se había construido durante la primera expedición, y donde sólo había material genérico para la base. Una vez allí, escondí el quad y me dirigí a una pequeña cueva que descubrí durante mis constantes análisis cartográficos. Y esperé…
En cierto momento, supongo que echaron en falta uno de los quads y siguieron el rastro hasta el silo. Vi como inspeccionaban la zona, pero nunca me encontraron, ya que no miraron ni de cerca la cueva. De esta manera pude ver como la nave despegaba y se marchaba, desapareciendo a través del cielo. Gracias a la tecnología Icarus, su viaje de regreso no duraría más de 1 semana.
Y allí estaba yo, completamente solo en Marte, y con unas instalaciones perfectamente funcionales y listas para albergar a un inquilino. Creo que fue solo cosa mía, porque en el momento en que oí el mensaje que nos advertía de que volviéramos a la Tierra, yo pensé: “bueno, y si parece que pinta mal en la Tierra, ¿por qué no nos quedamos aquí a ver qué pasa?” Así que esto es lo que hice: me convertí en el primer y último marciano en Marte. Tenía a mi disposición recursos de cien personas para mí solo, así que podía estar tranquilo durante mucho tiempo, mientras empezaba mis estudios de la zona.
Mi campo es la geo-física, así que creo que tendré bastante tiempo para estudiar. Realmente hace muchos años que estoy preparando experimentos posibles que se podrían hacer aquí, y ahora tengo la oportunidad de hacerlos.
Me he traído conmigo algo que he tomado prestado… se trata de un Artefacto de Materia del Otro Lado. Son de sobrado conocimiento las virtudes y defectos de estos aparatos, que se desarrollaron durante la siguiente década a los incidentes de 2020-22, y hay quien dice que sus propiedades son mágicas.
Nada más lejos de la verdad, se trata de dispositivos que se retroalimentan con su propia Materia del Otro Lado, a través de unos pequeños conductos que entran y salen del pequeño núcleo reactivo. Cuando se activan, generan un campo electromagnético a un radio de cien metros, y todo lo que está dentro sufre modificaciones a nivel atómico. Como resultado, digamos que podríamos convertir una roca en oro, o incluso el agua en plasma…pero no se han dado casos de que se pueda convertir la roca en agua… En resumen: modifica su entorno, pero reordenando el código genético de manera aleatoria dentro de ciertos parámetros.
Tras muchas modificaciones y versiones, se consiguió un dispositivo que podía generar impulsos que se limitaron a los 10 segundos de duración. De esta manera, se transformaba el entorno del Artefacto, creando un paisaje nuevo a su alrededor a partir de los materiales que había. Era muy peligroso estar cerca cuando se iba a llevar a cabo uno de los experimentos.
Leí en un artículo que hubo un fallo una vez, cuando uno de los técnicos resbaló y cayó en una zona cerca del Artefacto, y quedó escondido por unos escombros, donde perdió el conocimiento. Más tarde se descubrió que formaba parte de unas rocas y había muerto como tal, aunque todos los componentes de su cuerpo se hubieran reordenado con los del entorno a nivel atómico. Eso levantó mucho revuelo y se planteó si realmente valía la pena jugársela con un aparato tan peligroso. El proyecto se apartó, porque se veía desconfiado, pero yo seguía creyendo en las posibilidades de esa tecnología única.
Mi objetivo era demostrar que, mediante el uso de ese dispositivo, y unos bloqueadores magnéticos que diseñé, se podía terraformar de manera controlada. Esto quiere decir que se podría construir cualquier tipo de estructura reforzada con los materiales que hubiera allí, significando un cambio muy drástico en la manera en que la humanidad ha construido desde antaño. Los bloqueadores magnéticos impedían que el radio de acción del Artefacto afectara fuera de la zona marcada. Funcionaban mediante emisión de infrasonidos a la misma frecuencia que la que emitía el Artefacto, de esa forma se conseguía cancelar y evitar que traspasara el campo de acción.
Así, y después de haber analizado las muestras de suelo marciano de las anteriores expediciones, decidí realizar mi experimento final en suelo de Marte. Por vía oficial, esto hubiera tardado demasiado, contando los hechos del Conflicto Lunar que acaparaban la maquinaria jurídica. Empecé con el primer experimento en una zona cerca del silo. Activé remotamente el dispositivo, que incluía un temporizador interno de 10 segundos. Tras ese tiempo, se apagaba solo. Esa fue la manera más controlada que se pudo crear para este Artefacto.
Podrías estar pensando: ¿y por qué no probarlo en la Tierra? ¿por qué jugársela tanto e ir hasta Marte? La respuesta es muy sencilla. Marte no es la Tierra, y posee unas cualidades únicas, unos minerales que no conocemos del todo, y según investigaciones que he estado siguiendo en los laboratorios, también propiedades físicas que no acabamos de comprender.
Si mis cálculos son correctos, significaría que la manera en que incide en su entorno el Artefacto, junto con los campos magnéticos de mis bloqueadores, generarían una respuesta que no puedo calcular ni prever.
Si algo tiene que explotar, resquebrajarse o salir mal, mejor que sea en Marte…pero si saliera bien, tendría material de estudio hasta el final de mis días, y obtendría el reconocimiento suficiente para no tener que preocuparme nunca más. A eso se le llama matar dos pájaros de un tiro: Probar los bloqueadores junto con el Artefacto para una terraformación controlada, y experimentar de ésta manera con las propiedades únicas de Marte.
Creo que vale la pena intentarlo.
El resultado de ese primer experimento fue la creación de una especie de estructura de arena y roca que recordaba los antiguos acueductos romanos.
Esos Artefactos eran únicos y ciertamente increíbles.
Seguí con los experimentos, y poco a poco, fui llenando el valle cercano al silo de diferentes estructuras que parecían naturales, y que luego fui conectando.
---------------- fin de la última entrada del diario de mano del Dr. Kevin Beckett.
Tras unas semanas, cabían destacar dos cosas: la primera era corroborar el rotundo éxito del tándem Artefacto-Bloqueadores. Había conseguido crear un sistema de terraformación controlado y seguro. La segunda era que no había recibido ninguna comunicación de la Tierra. Al principio pensó que mejor así, que nadie husmeara ni descubriera sus intenciones, pero con el paso del tiempo empezó a sentirse realmente solo, y a preocuparse de que le hubiera pasado algo aterrador a la Tierra. ¿Y si ya no está? ¿Y si es el último hombre vivo? ¿Qué sentido tenía entonces seguir con esos experimentos? Entró en una espiral que poco a poco fue haciendo mella en su cabeza… la soledad tan extrema es muy cruel…
Un tiempo después, decidió cambiar el foco del experimento. Como estuvo estudiando algunas de esas propiedades físicas únicas de Marte, pensó en agujerear para ver si había algún tipo de origen, como una cámara magmática o similar, así que empezó a hacer un agujero vertical de unos cincuenta metros de diámetro. Durante varias jornadas enteras se oía a través del valle del silo un incesante golpe sónico cada 10 segundos, que hundía poco a poco el Artefacto, creando así un túnel.
Tras trece días de perforación, finalmente halló algo: era una formación cavernosa, con unos minerales en su interior. Eran de una clase que no había visto nunca. Se llevó unas cuantas muestras para estudiarlas y los resultados que encontró lo dejaron helado: parece que esos minerales daban propiedades magnéticas a otros elementos que no deberían serlo. Preparó un primer experimento con ellas y elaboró un fluido a partir de polvo de esos cristales e introdujo agua con aceite. Al mezclarlos, ambos se convirtieron en un fluido nuevo que parecía estar unificado. Eso le abrió una nueva puerta de posibilidades, como por ejemplo desarrollar unos dispositivos magnéticos con los que podía “pintar una pared recta” en el aire mediante magnetismo. Aun así, decidió seguir agujereando un poco más, porque a lo mejor encontraba otra clase de minerales un poco más abajo.
Esa mañana estaba bastante hondo en el agujero, cuando entre carga y carga del Artefacto oye un ruido que no había oído en muchísimo tiempo. Levanta la vista y ve una nave que se está aproximando a la Mars-01. Rápidamente coge el quad y se dirige hacia allí, justo en el momento en que la nave aterriza en la pista.
La desconfianza es lo primero que aparece en la mente del Dr. Beckett , así que primero decide esconderse tras la puerta de acceso principal, mirando a través de los monitores de las cámaras.
Baja la pasarela mientras los humos y vapores del aterrizaje se van disipando, y vislumbra unas cinco o seis siluetas humanas que empiezan a acercarse a la puerta. Él se queda mirando la puerta, que previamente ha bloqueado desde el interior, pero justo entonces se levanta, y empieza a levitar.
No es posible, ¿qué estaba pasando?
Lentamente se acerca hasta la consola de la puerta, y de manera involuntaria su mano se extiende y empieza a teclear el código de desbloqueo. Entonces la puerta se abre normalmente y entra una chica joven con el brazo extendido vestida con un uniforme espacial estándar. Hace un gesto con la mano, y Kevin se acerca flotando hasta delante de ella. El resto de personas entran y cierran la puerta de acceso.
Se sacan el casco todos y descubren sus variados rostros humanos. La chica levanta la otra mano y hace un gesto. El casco del Dr Beckett empieza a levantarse y se aparta amablemente hasta posarse en el suelo.
—Pero... ¡¿pero esto qué es?! ¡¿Quiénes sois vosotros?! ¡¿Qué queréis?!
—¿Hay alguien más contigo?
—No, estoy yo solo.
—¿Y eso por qué? ¿Te dejaron olvidado? ¿O has matado a tus compañeros?
—No no… los demás se fueron, pero yo quise quedarme para hacer unas investigaciones. Soy geo-físico.
—Hmm… y ¿sabes algo de la Tierra?
—Hace tiempo que no recibo comunicaciones… ha pasado algo malo, ¿verdad?
—Lamento darte las malas noticias, pero… si… ha pasado algo malo… Ha habido un incidente y la humanidad ha sido atacada… nosotros lo percibimos y decidimos escapar antes, porque tampoco nos habían tratado muy bien que digamos…
—¿Cómo? ¿No sois humanos?
—Somos telépatas… Fuimos experimentos de los humanos, quienes nos crearon y luego repudiaron, al no poder controlarnos como un arma más… nuestra historia documentada empezó en 2030… y ahora estamos en 2100…
—¿Así que… ya no hay Tierra?
—Sí, sí que hay Tierra todavía. Te he dicho que han sido atacados, pero, aunque los humanos no han sido extinguidos, tardaran un tiempo en volver a recuperarse. Nosotros hemos decidido establecernos en esta base, que aparentemente estaba abandonada, pero al aterrizar hemos notado que no.
—¿Y ahora qué? ¿Qué vais a hacer conmigo?
—Nada, preguntarte si podemos vivir aquí juntos por un tiempo.
—¿Tengo opción?
—Realmente, es lo más óptimo para todos, debido a los recientes acontecimientos. Además, podríamos ayudarte con esas investigaciones… tenemos unas facultades muy interesantes...
—¿Cuánta gente sois?
—Se podrá vivir tanto en la nave como en la base, ya que hay recursos suficientes para todos. ¿Qué me dices?
—No me acabo de fiar del todo…
— (ella se gira hacia un compañero que está justo a su lado) Bien, lo he intentado.
Entonces hace un veloz gesto de muñeca y le parte el cuello al pobre Dr. Beckett, que cae a peso muerto en el suelo.
—Ostras Jennifer, el hombre estaba un poco asustado por la situación, no hacía falta que…
—Créeme Isaac, escudriñé en su mente, y solo vi tormenta y nubes. Creo que he demostrado sobradamente mi capacidad de otorgar juicio en situaciones así. Éste individuo era el típico humano, con sus defectos y todo ese egocentrismo…
—Tienes razón, a veces me siguen chocando esos métodos tuyos, aunque realmente se aplique la justicia correcta.
—Recuerda que fueron los humanos los que nos repudiaron hasta que decidimos venir aquí. No tengo mucha paciencia con el tema, ya sabes, aunque me esfuerzo por intentarlo…
Desde ese día, se empezó a habitar la colonia Mars-01, pero por medio centenar de telépatas, que esperaron su momento oportuno para volver a la Tierra...
Un tiempo después, decidió cambiar el foco del experimento. Como estuvo estudiando algunas de esas propiedades físicas únicas de Marte, pensó en agujerear para ver si había algún tipo de origen, como una cámara magmática o similar, así que empezó a hacer un agujero vertical de unos cincuenta metros de diámetro. Durante varias jornadas enteras se oía a través del valle del silo un incesante golpe sónico cada 10 segundos, que hundía poco a poco el Artefacto, creando así un túnel.
Tras trece días de perforación, finalmente halló algo: era una formación cavernosa, con unos minerales en su interior. Eran de una clase que no había visto nunca. Se llevó unas cuantas muestras para estudiarlas y los resultados que encontró lo dejaron helado: parece que esos minerales daban propiedades magnéticas a otros elementos que no deberían serlo. Preparó un primer experimento con ellas y elaboró un fluido a partir de polvo de esos cristales e introdujo agua con aceite. Al mezclarlos, ambos se convirtieron en un fluido nuevo que parecía estar unificado. Eso le abrió una nueva puerta de posibilidades, como por ejemplo desarrollar unos dispositivos magnéticos con los que podía “pintar una pared recta” en el aire mediante magnetismo. Aun así, decidió seguir agujereando un poco más, porque a lo mejor encontraba otra clase de minerales un poco más abajo.
Esa mañana estaba bastante hondo en el agujero, cuando entre carga y carga del Artefacto oye un ruido que no había oído en muchísimo tiempo. Levanta la vista y ve una nave que se está aproximando a la Mars-01. Rápidamente coge el quad y se dirige hacia allí, justo en el momento en que la nave aterriza en la pista.
La desconfianza es lo primero que aparece en la mente del Dr. Beckett , así que primero decide esconderse tras la puerta de acceso principal, mirando a través de los monitores de las cámaras.
Baja la pasarela mientras los humos y vapores del aterrizaje se van disipando, y vislumbra unas cinco o seis siluetas humanas que empiezan a acercarse a la puerta. Él se queda mirando la puerta, que previamente ha bloqueado desde el interior, pero justo entonces se levanta, y empieza a levitar.
No es posible, ¿qué estaba pasando?
Lentamente se acerca hasta la consola de la puerta, y de manera involuntaria su mano se extiende y empieza a teclear el código de desbloqueo. Entonces la puerta se abre normalmente y entra una chica joven con el brazo extendido vestida con un uniforme espacial estándar. Hace un gesto con la mano, y Kevin se acerca flotando hasta delante de ella. El resto de personas entran y cierran la puerta de acceso.
Se sacan el casco todos y descubren sus variados rostros humanos. La chica levanta la otra mano y hace un gesto. El casco del Dr Beckett empieza a levantarse y se aparta amablemente hasta posarse en el suelo.
—Pero... ¡¿pero esto qué es?! ¡¿Quiénes sois vosotros?! ¡¿Qué queréis?!
—¿Hay alguien más contigo?
—No, estoy yo solo.
—¿Y eso por qué? ¿Te dejaron olvidado? ¿O has matado a tus compañeros?
—No no… los demás se fueron, pero yo quise quedarme para hacer unas investigaciones. Soy geo-físico.
—Hmm… y ¿sabes algo de la Tierra?
—Hace tiempo que no recibo comunicaciones… ha pasado algo malo, ¿verdad?
—Lamento darte las malas noticias, pero… si… ha pasado algo malo… Ha habido un incidente y la humanidad ha sido atacada… nosotros lo percibimos y decidimos escapar antes, porque tampoco nos habían tratado muy bien que digamos…
—¿Cómo? ¿No sois humanos?
—Somos telépatas… Fuimos experimentos de los humanos, quienes nos crearon y luego repudiaron, al no poder controlarnos como un arma más… nuestra historia documentada empezó en 2030… y ahora estamos en 2100…
—¿Así que… ya no hay Tierra?
—Sí, sí que hay Tierra todavía. Te he dicho que han sido atacados, pero, aunque los humanos no han sido extinguidos, tardaran un tiempo en volver a recuperarse. Nosotros hemos decidido establecernos en esta base, que aparentemente estaba abandonada, pero al aterrizar hemos notado que no.
—¿Y ahora qué? ¿Qué vais a hacer conmigo?
—Nada, preguntarte si podemos vivir aquí juntos por un tiempo.
—¿Tengo opción?
—Realmente, es lo más óptimo para todos, debido a los recientes acontecimientos. Además, podríamos ayudarte con esas investigaciones… tenemos unas facultades muy interesantes...
—¿Cuánta gente sois?
—Se podrá vivir tanto en la nave como en la base, ya que hay recursos suficientes para todos. ¿Qué me dices?
—No me acabo de fiar del todo…
— (ella se gira hacia un compañero que está justo a su lado) Bien, lo he intentado.
Entonces hace un veloz gesto de muñeca y le parte el cuello al pobre Dr. Beckett, que cae a peso muerto en el suelo.
—Ostras Jennifer, el hombre estaba un poco asustado por la situación, no hacía falta que…
—Créeme Isaac, escudriñé en su mente, y solo vi tormenta y nubes. Creo que he demostrado sobradamente mi capacidad de otorgar juicio en situaciones así. Éste individuo era el típico humano, con sus defectos y todo ese egocentrismo…
—Tienes razón, a veces me siguen chocando esos métodos tuyos, aunque realmente se aplique la justicia correcta.
—Recuerda que fueron los humanos los que nos repudiaron hasta que decidimos venir aquí. No tengo mucha paciencia con el tema, ya sabes, aunque me esfuerzo por intentarlo…
Desde ese día, se empezó a habitar la colonia Mars-01, pero por medio centenar de telépatas, que esperaron su momento oportuno para volver a la Tierra...
La ilustración de la portada fue realizada por el artista ucrainés Bedevelskyi Viktor
© 2025 Josep Maria Solé. Todos los derechos reservados.
Disturbing Stories, número 152, "El Último Marciano".
Registrado en SafeCreative con el ID: 2502180902627.
Fecha de registro: febrero 2025.
Este relato no puede ser reproducido, distribuido ni modificado sin el permiso expreso del autor.
Disturbing Stories, número 152, "El Último Marciano".
Registrado en SafeCreative con el ID: 2502180902627.
Fecha de registro: febrero 2025.
Este relato no puede ser reproducido, distribuido ni modificado sin el permiso expreso del autor.